Tras cuatro días de viaje, al fin, Alina visualizó a lo lejos la gran ciudad de Os Alta. No había cambiado mucho desde la última vez, salvo por la inmensa cantidad de flores y vida que no recordaba haber visto nunca. Se aproximaban al Gran Palacio, residencia del Tsar y demás allegados. En los jardines reales, se encontraba una comitiva de soldados reales y Grishas entre los cuales destacaban Nikolai con sus elegantes vestimentas; Genya, (representante de los Corporalki) vestida con un kefka rojo impoluto y un perfecto pelo pelirrojo; David (representante de los Materialki), con su kefka lila y su pelo alocado; y Zoya, (representante de los Etherealki) con un kefka azul y una cara detalladamente maquillada.
Alina bajó rápidamente del carruaje para abrazarse con su amiga pelirroja que no veía desde hacía más de cuatro años.
Nikolai encarnó una ceja mirando a Alina.
- Lo propio es que primero saludes a tu Rey mostrándole tus respetos. - dijo con media sonrisa saliendo de sus labios.
- Los buenos modales nunca han sido lo mío Moi Tsar. - dijo haciéndole una leve reverencia con una sonrisa pícara.
- Me alegro de verte Alina. - dijo con una sonrisa nostálgica.
- También me alegro de verte Nikolai. - le devolvió esa sonrisa.
Alina le miró fijamente a lo ojos. Recordó cuando esos mismos ojos eran lo único que le separaban de un ser monstruoso cuando el Oscuro lo convirtió. Ahora volvía a ser el hombre que había traído a Alina de vuelta a Ravka para luchar contra el Oscuro. Era humano y no había perdido su toque. No se había percatado que detrás de él se encontraban Tolya y Tamar que la miraban con una sonrisa.
- ¡Tolya! ¡Tamar! - exclamó sin poder evitar la sorpresa.
- Ya pensábamos que te habías olvidado de nosotros. - dijo Tamar con vacilación.
- Jamás podría olvidarme. Después de todo lo que hicisteis por mí. - les abrazó fuertemente.
Mal se acercó a ellos y les abrazó.
- No has perdido fuerza Mal. - dijo Tolya al separarse de él -. Espero que no hayas perdido facultades porque pienso tumbarte.
- Eso ya lo veremos. - sonrió con picardía a los gemelos.
Alina volvió a mirar a Genya.
- Te hemos echado mucho de menos. - volvió a abrazar a Alina.
David asintió con la cabeza tímidamente.
- Habla por ti. - dijo Zoya cortante.
Todos la miraron con cara de odio. Se recogió el pelo y se dirigió hacia dentro del Gran Palacio.
- No ha dejado de mencionarte desde que te fuiste. «Alina lo haría mejor, Alina no estaría de acuerdo, esto así no es como lo querría Alina...» - dijo Genya imitando a Zoya con tono burlón.
Todos se echaron a reír.
Alina miró de nuevo a Nikolai cambiando su expresión.
- Me has hecho llamar por un tema urgente.
- Así es. Pasemos dentro. - dijo señalando el Gran Palacio.
Los Grisha regresaron al Pequeño Palacio para seguir con sus clases y entrenamientos a excepción de Genya y David que siguieron a Nikolai, Tolya y Tamar hacia dentro del Gran Palacio. Mal y Alina fueron detrás.
Entraron en la sala de reuniones donde se encontraron con Zoya sentada encima de la mesa esperando que el resto acabara de entrar. Todos se sentaron alrededor de la mesa y esperaron que Nikolai, quien la estaba presidiendo, empezara a hablar.
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Seamos eternos juntos [Darklina] [Sombra y Hueso]
FanfictionLos sucesos ocurren cinco años después de la desaparición de la Sombra. Gregori, un hombre afortunado que obtuvo el poder de la luz cuando desapareció la Sombra, ha creado un ejército de fieles para acabar con la monarquía en Ravka. Alina recibe la...