𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 37

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Mattheo Morgan

Abril 2018

Me apoyo en la mesa mientras veía como uno de mis hombres rodeaba el cuerpo de Emilia mientras que uno de los cuantos niños que recibia entrenamiento para el futuro se ponía frente a ella.

Llevábamos casi un mes y medio entrenando a Emilia, enseñándole golpes y movimientos más rápidos para que se guíe en el momento de luchar con otra persona.

Aun no era pasada al rango de armas y cuchillas pero parecia que ella ya se guiaba, varias veces la vi tratando de sacarlas de la mesa o cajones de la sala de entrenamiento.

—hazlo—le doy la orden al niño

Quería ver que tanto podría resistir Emilia ante un combate verbal y cuanto se contendría para dar el primer golpe antes que su rival.

—debil—le dijo el niño con superioridad, Emilia lo mira fijamente—. No vales la pena, eres una niña que no llegará a ningún lado.

Emilia simplemente lo examina sin siquiera dar un movimiento.

—provocala—ordenó

—eres horrible—suelta el niño—. Un monstruo disfrazado en una niña inocente de cuatro años. Tu madre en unos años te odiara

Emilia respira pesadamente mientras que una oscuridad invade sus ojos llamando mi atención. Sus puños se aprietan con fuerza dejando sus nudillos blancos.

—nadie quiere verte

Mi hija da un paso hacia delante pero mi hombre la devuelve a su sitio. Sus puños tiemblan mientras que miraba fríamente a su enemigo.

—¿Sabes que hacen con las niñas como tu? Las desposan para poder tener alianzas fuertes. Tu papi te cambiará por tus hermanos y te dejará en el olvido con un viejo horrible.

Emilia gruñe y trata de lanzarse pero mi hombre no la deja provocando que ella patalee.

—¡Suéltame!—gruñe

—provocala más.

—tu mami ya no te querrá, preferirá a los hermanos que esperas.

—¡Sueltame!

—dejala—le doy la orden a mi hombro

La suelta y ella se lanza a su enemigo, empieza a lanzarle puñetazos en la cara mientras que el niño trataba de evitarlo. De un momento a otro Emilia queda debajo de él y es inmovilizada. Logra zafarse con una patada y empieza a patearlo mientras lo arrastraba por la sala.

—¡No me vuelvas hablar así!—le grita furiosa—. ¡Mi papi va a matarte y cuando lo hago yo me reiré! ¡O mejor lo haré yo!

De un momento al otro ella tenía una cuchilla en sus manos y la guiaba al estomago del niño, interfiero tomando su muñeca y Emilia me mira totalmente furiosa. Su mirada era diferente a la de un niño enojado. Había algo más que no podía averiguar con exactitud.

Le quito la cuchilla y la alejo. Mi hombre aleja al niño que miraba con miedo a mi hija de cuatro años. Emilia trata de acercarse pero no la dejó.

—suficiente—le digo

Emilia lo mira respirando agitadamente y la empujó a la salida de la sala, la guió a la oficina y al estar en ella tomo su mentón viéndola fijamente.

Esa oscuridad y deseo de venganza permanecían en sus ojos azules, me miraba fríamente que no podía creer que alguien de cuatro años tuviera actitudes así. ¿Había pasado mucho tiempo conmigo o había algo que yo no sabía de ella?

𝗬𝗼𝘂𝗿 𝗗𝗮𝘂𝗴𝗵𝘁𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora