Distracción

223 2 0
                                    



.-Las envidias no reconocidas son muy malas amor

.-Ya estoy de mala leche.
Puedo perdonar una derrota por que sean mejores o mayor numero, pero no por desidia.

Ella rió en voz alta haciendo que los demás personajes del salón , giraran la cabeza en su dirección.
No entendían como ella podía reírse del mal carácter del Indomable.

.-Amor si lo que quieres son mimos y caricias, no hace falta que finjas un enfado, yo te los daré igual, aunque si quieres una cuerpo a cuerpo también.

.-Eso me iría de perlas ahora

.-Creo que deberíamos esperar a estar a solas.

El gesto del su rostro rostro masculino, al mirar hacia atrás se volvió cínico.

Como buen comandante de tus tropas estas sentado delante de la mesa con los planos de cartografía, preparando los últimos detalles.
Todo el mundo sabe sin mirarte que estas tenso, de mal humor y alterado.

Iba a salir en dirección a nuestro cuarto para prepararme y cabalgar a tu lado solo que antes de hacerlo sonreí, me acerco a ti por detrás solo con la pelliza de oso mas grande jamás vista sobre los hombros, esa que uso también a modo de manta, para besarte por el cuello y los hombros tensos y abrazarte desde atrás, clavandote las tetas sin sujetador en la espalda, mientras te lamo detrás de la oreja, ocultando nuestros cuerpos con la piel.


.-Sabes se me han quitado las ganas de enfrentamientos, lo que no consiguen los enemigos lo consiguen mis compañeros. Que me desmoralice de tal manera que pase de la tierras altas de escocia.

Esas palabras me hacen darme la vuelta y sentarme encima de ti a caballito, para mirarte frente por frente a los ojos, manteniéndote la acerada mirada que a muchos hace temblar.
Y allí delante de todo el mundo que quiera pasar, en el salón de juntas del líder de clan, tapados con la pelliza, sin que nadie pueda ver lo que sucede debajo de ella, te sobo.

Ni un gesto de tu cara te delata.

.-Sigue...

Tu voz no es amable, pero yo lo contra resto con una sonrisa.


Con una mano sujeto la pelliza por detrás de tu espalda y con otra te toco el pecho, para bajar rápido y sobarte la polla por encima de los pantalones.
Sin dejar de mirarte a los ojos te susurro sobre los labios.

.-No pienses en ellos.
Quiero que solo pienses en metérmela, en ponerme contra la mesa y follarme como nunca
hacerme gritar hasta que los muros de la mansión se caigan
¿Si? ¿Lo estas pensando? ¿Es eso lo que quieres?

.-Mas que querer... lo deseo.

.-Tenemos solo unos minutos amor ( te digo al oído).

.-Si...sujetate

Te abrazo fuerte por el cuello y con mis piernas en tu cintura me llevas escaleras arriba a un lugar menos transitado.
La primera puerta es la biblioteca, entras y enfilas a un diván de esos en forma de riñón.

Me tumbas sin delicadeza, no hay precalentamiento, estas muy acelerado y no solo físicamente, dos pasadas de tu polla de arriba a abajo por la humedad de mi coño para humedecerla lo suficiente y zas hasta adentro.

.-Ufffffffffffffffffffffff

Comienzas un mete saca, rápido brusco, y furioso que me hace jadear en busca de aire, en minutos me tienes al borde.
Me muerdes la tetas, fuerte, descargando bocados grandes y duros, me enloqueces con tu potencia

.-Joder mujer como nos has puesto... que me vas ha hacer correr.

Mi grito hace eco en los muros de la biblioteca al correrme y comenzar a apretarte fuerte, aun no te mantienes pero según resoplas, no te falta mucho

.- Mujer sigue moviéndote o acabaras conmigo

No puedes contenerte a ti mismo así, que de rodillas te pones de pie, incorporándote despacio, para no perder contacto te has puesto mis piernas en los hombros.
Al terminar de incorporarte solo tengo encima del diván la parte alta de la espalda y la cabeza, pero tu movimiento de mete saca me hace mover las tetas arriba y abajo mientras pongo las manos para sujetarme y tu me agarras del culo para que no resbale.
Noto como tu polla comienza a latir, escupiendo rabiosa semen dentro una y otra vez, y en esa postura me llegara al estomago.

Poco a poco vas cediendo fuerza hasta que nos recostamos en el diván, tenemos que recuperarnos para vestirnos, tu debes ir a la batalla.

Aunque antes me doy la vuelta y te beso en el cuello despacito hasta que te recuperas casi del todo.

No me acostumbrare nunca al miedo que me atenaza el estomago ante la posibilidad de perderte en cada batalla, por eso siempre cabalgo contigo hasta el borde de la batalla, quiero ser la ultima en verte marchar y la primera en darte la bienvenida.

Cuentos y Relatos EroticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora