¿Inocencia?

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No la había visto en la batalla y estaba loco de preocupación por ella.

Desde hacia días, se venia corriendo el rumor de que alguien había conseguido envenenarla. Eso le había hecho abandonar las tierras de reflexión y llegar a tiempo de ver a sus nuevos semejantes matar y morir con bravura. Ayudo a retirar a los heridos del campo de batalla, intentando recabar información, algunos murmuraban que la sacerdotisa les había abandonado, otros que estaba muerta. Eso se le clavaba en el alma, si algo así había ocurrido el y solo el seria el culpable. Todos sabían que una sacerdotisa debe ser pura y tener solo en el corazón a aquel dios al que han otorgado su vida. Y el no solo había posado sus ojos en ella, si no que la había perseguido y enamorado sin ser muy consciente de si era eso cierto o no. Ella le correspondía sinceramente, pero no podía dejar a aquella gente sin su amparo. La admiraba por eso y era uno de los motivos por los que decidió cambiar de lugar en aquella lucha, los otros...los otros mejor no recordarlos. La tienda de batalla de la sacerdotisa como ellos la llamaban no estaba a la vista aunque diviso una sombra un tanto diferente al empezar el acantilado, era un buen lugar para esconder una tienda a la vista de la gente. Cogió un cubo de agua y se puso la capucha de su capa, encaminándose hacia allí. Sin duda era su tienda, esos dibujos la distinguían, eran maldiciones para aquel que entrar sin ser invitado a la tienda. Decidió saltarse los preliminares, sobre todo por que ya había estado allí dentro y había sido invitado por la propietaria. Silencioso camino por la tienda, estaba helada, mucho mas fría que nunca. Ni un solo fuego en su interior, cuando ella tenia al menos tres, era bastante friolera y además la gustaba andar semi-desnuda. Estaba claro que no lo había oído entrar, no sabia que la estaba mirando con sus claros ojos. El se había quedado atrapado por la imagen erótica que ella representaba. Aquella mujer que el anhelaba, ondulaba y se arqueaba, rodando sobre la cama, dentro de una pasión sexual bastante fuerte. Nunca lo habría esperado de ella, así que la visión tuvo el efecto normal en cualquier hombre. Su virilidad se irguió, cobrando vida bajo su ropa. El la creía al borde de la muerte y ella retozaba en solitario. No sabia que hacer. Algún ruido le delato, por que ella se incorporo a medias y le miro. -Ayudame... le pedía, mientras extendía una mano y dos gruesas lágrimas corrían por su rostro. Pero no sabia si esas lágrimas eran por algo mas que la excitación que sentía. .-¿Te sientes ...mal? .- Sí...con fiebre...mucho calor. La cólera lo invadió, alguien pagaría por lo que la habían hecho. .-Tengo tanta sed...agua, dame agua. La alzó la cabeza para acercarle el vaso a los labios, ella bebió algunos sorbos. Volvió la mejilla contra su mano y la froto contra ella. Entonces todo el cuerpo femenino se volvió hacia el, se contrajo como si padeciera un gran dolor. La soltó, pensando que podía hacerla mas daño que bien pero ella gimió sensualmente. Ella temblaba, pero no estaba caliente, sin embargo actuaba como si ardiera de fiebre. .-¿Qué te ocurre? .- Me envenenaron...-el cerro los ojos acusando el golpe. .- Conseguí eliminar la mayor parte del veneno, pero lo que ya había entrado en mi sangre... Ella se levanto por pura fuerza de voluntad y se tambaleo hasta una tina de agua en donde se dejo caer, sin preocuparse de si se lastimaba con los bordes de madera. Acudió a su lado y la saco la cabeza del agua, su labio inferior castañeteaba, por el frió de esta. .- ¿Qué veneno es? -Cantarida... Solo pudo abrir los ojos asombrado. Jamas se le había ocurrido envenenar a nadie con un potente afrodisiaco, pero era hasta cierto punto lógico pensar que una sacerdotisa pura de cuerpo, no supiera lo que realmente la aquejara y morir en las fiebres, ya que no encontrarían respuesta o consuelo. Estaba muy enojado, pero su virilidad palpitaba de anhelo. No estaba mortalmente enferma y el podía ayudarla. La poseería y ella imploraría por mas. Se inclino y la rozo los labios ¡Que combinación mas caprichosa¡ .- ¿Me permitirás que te ayude, que te libere de esta condena? -No sabes lo que me estas pidiendo...si empiezo, nunca podre parar y necesitare no solo a ti.. no quiero yacer con mas... -Confía en mi... Mientras hablaba la había sacado del agua y puesto en la cama. Rozándola un seno, bajando su mano al triángulo oscurecido, sin advertirlo levanto las caderas y antes de darse cuenta estallaba en olas que no paraban de estrellarse contra sus parpados cerrados. Durante al menos media hora la tienda se sumió en silencio y ella pensaba que ya había superado la peor parte. .- Estoy furiosa, tanto que los pasaría a todos ha cuchillo con mis propias manos ¡oh, no, no, otra vez no¡ .- ¿De nuevo? No te contengas usame. .- No puedo es tan sórdido .- Yo quiero ayudarte pero al mismo tiempo también tengo mis necesidades. Se desnudo delante de ella, dejándola ver ese magnifico cuerpo y se tumbo a esperar, sin tocarla, viendo como enfermaba por el deseo. .- Cabezota, no te estoy pidiendo que te inmoles. La atrajo junto a el y al sentir su contacto suspiro. De nuevo estaba demasiado sensible, y el tocarle los senos la provocaba una mezcla de dolor y extasis. Las caderas femeninas empujaban violentamente y le encendieron tanto que rodó sobre ella , sujetándose sobre los brazos para no aplastarla, saboreando sus labios, tan dulces como siempre, pero la pelvis femenina no le otorgaba descanso. La sujeto la cabeza, quería ver su expresión al tener el placer y el éxtasis, ya que en la única ocasión que estuvieron juntos, había sido todo un tanto prematuro. Empujo hondo... y la lleno de una vez... .-¡Dioses de averno¡ Ella no le dio descanso, sino que aprovechaba aquel pene, moviéndose, ondulandose provocativamente, atrayéndolo con las piernas y los brazos. Poco tardo en encontrar la liberación que necesitaba y el quería ha ver esperado un poco mas, pero las pulsaciones que sentía a lo largo del miembro no lo permitieron. El se quito de encima suya y la beso. .- Dulzura, esto puede durar horas, no esperes tanto o llegara a ser doloroso... .- Moriré, no podre soportarlo... .-Entonces nos encontraran juntos. Le besaba en la sien, cuando noto como de nuevo se frotaba contra su pelvis, haciendo que su pene se volviera a tensar... .- Puede durar horas...

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