Disco-Noche

380 2 0
                                    


Ese lugar era muy bullicioso, gente de todas las edades deambulaban por allí.
La música merengue es lo que tiene, nos gusta a las mujeres para bailar moviendo la caja del ritmo y eso hace que los hombres acudáis para vernos.
Allí estaba yo con mis nuevos amigos, moviendo el cuerpo al compás de la música, riendo de las ocurrencias de todos y haciendo reír.
Me siento observada, lo cierto es que me he sentido así durante todo el día.
Quizás es mi deseo de que hubieras ido, o tu amenaza de mirarme desde lejos.
Mientras que bailo busco esos ojos que no se despegan de mis curvas, hasta que los localizo.
Un recorrido por tu figura, me indica que es posible, un cocodrilo en tu suéter casi me lo confirma.
El calor de tus ojos indica que te gusta lo que ves, esto hace que me derrita por dentro, que mis jugos comienzan a mojarme la entre-pierna.
Le comento algo a uno de mis amigos y voltea a mirarte, tu levantas tu vaso en señal de saludo y brindis, ya no ahí duda.
La excitación corre por mi cuerpo como pólvora, pero se ha mezclado con los nervios, convirtiéndome en dinamita.
Les comento a mis amigos que voy a darme una vuelta para conocer aquel oscuro lugar y que pasare por el baño.
Antes de dirigirme en dirección contraria al lugar donde estas, veo que te pones derecho atento a mis movimientos.
Aquello esta demasiado lleno de gente como para andar con soltura, hay casi que frotarse con el resto de los cuerpos para poder pasar.
Un brazo tira de mi y me mete en uno de los cuartos que sirve de almacén.
Allí estas, tan perfecto o más de como yo te imaginaba.
Ahora que estamos solos, me abrazas, me besas, me acaricias, nos miramos y vemos nuestro mutuo deseo.
Me sueltas los botones de mi camisa.
Siento escalofríos por que mis senos se encuentran con el aliento de tu boca, pasas tu lengua por la punta, continuas por la aureola para trazar su contorno.
Te quitas el suéter ante mi petición y yo misma te abro el cierre del pantalón.
Tus manos acarician mi vagina, solo roces, no se como han llegado hasta allí tan rápido.
Nos recostamos sobre unas cajas al final del cuarto y besas el espacio que existe entre mis senos para seguir bajando por el abdomen, entreteniéndote en el ombligo, metiendo la lengua, otro escalofrío me recorre cuando soplas, bajas.
La lengua encuentra mi vagina, me abres despacio las piernas, lames mis labios inferiores y te concentras en el clítoris, tus dedos advierten que estoy húmeda.
Deseosa, apretó tu cabeza contra mi abriendo mas las piernas, te detienes, levantas la cabeza y sonríes cómplice, tus dedos soban mi punto cada vez mas rápido, me estremezo de placer, gimo, estoy a punto de llegar, suplico, pero no paras, con un grito me vengo con todas las ganas, tu dispuesto a seguirme, me apuntas con el pene, lo golpeas contra mi, su cabeza esta durísima y húmeda, lo sobas contra el clítoris, me vuelves loca nuevamente, sigues frotando de arriba a bajo, me sorprendes y metes tu pene hasta el final, gimo, entra y sale, despacio, riquísimo, un poco mas rápido, lo sacas por completo haciendo que tus embestidas sean duras, noto que estas por venirte y eso hace que me contraiga, te apretó y eso te pone mas duro, siento que te vienes ... no te vayas, déjala por siempre

Cuentos y Relatos EroticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora