LLegada

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Te despertaste un tanto desorientado, no sabias exactamente el por que, pero si que había algo nuevo en tu santuario.Hacia aire y no es que te molestara sentir un poco de fresco en el cuerpo, al contrario, te ayudaba a despejarte, pero te pusiste el albornoz que el día anterior habías dejado en el cuarto tras la ducha.Allí estaba yo, en la terraza exterior a la vista de todo el mundo que quisiera mirarme, aunque por las horas, serian más bien pocos, además, no había luz dentro del piso, así que difícilmente podrían apreciar más allá de una silueta.Pero me tenías a unos metros y tú si podías verte en condiciones.Estaba mirando las estrellas e intentando vislumbrar entre las luces tenues de la calle, allí abajo todo parecía diminuto.Sigiloso te has puesto detrás de mi, cerca para que pueda advertirte, pero sin tocarme mas que con la caricia de tus ojos.Notas como he tensado cuando tus labios se han acercado a mi oído para pedirte que no me de la vuelta.Vas a morir antes de tiempo, mis senos han reaccionado incluso antes de ponerme un dedo encima.Me abrazas. Realmente lo haces para darte valor.Tu mano rodea mi cintura, mientras que desplazas la otra por el costado en dirección a las cumbres de mis pechos, para estimularlos, por encima de esa camiseta...Uuuff, están rígidos, no sabes como no me duelen, tienes que mimarlos un momento.Recuesto la cabeza sobre tu hombro, nuestras estaturas son cómplices, cierro los ojos, te acercas mas, apartando el cabello del cuello para rozarlo con los labios, después lo recorres con la lengua, hasta casi llegar al hombro.Estos escotes de si pero no que uso, te matan, metes la mano por debajo de la camiseta y te deshaces del entrometido sujetador bajándolo como puedes y mientras me mordisqueas el cuello sientes como miles de escalofríos terminan en la punta de mis pezones. Tu lengua sube por mi cuello hasta llegar a la boca y me besas, tienes que contenerte para no asustarme, pues lo que realmente quieres es devorarme.*-Debo de estar loca para hacer esto pero me encanta.*-Nunca me crees cuando te digo que eres preciosa y la locura apenas comienza.Has llegado a la cinturilla del pantalón y tus manos se deslizan hasta las caderas para acariciar mis piernas por los costados, la parte interna de las mismas como en otros encuentros fugaces.No se si será pronto pero no puedes contener tu mano inquieta que vuelve a subir a la cinturilla y despacio se sumerge bajo ella para buscar...lo que no encuentras...no hay barrera. Te quedas un tanto sorprendido, azorado por unos segundos, pero no consigues parar hasta que tu mano encuentra mi liberada humedad.Sonrió, a mi también me gusta sorprender...Me froto contra ti, esa evidencia no puede negarse, te gusto mi sorpresa. Tus dedos me buscan, me exploran entrando en mi.Abres el albornoz y me cubres con el, como si ambos fuéramos a ponérnoslo.El sonido de la cremallera rompe la noche y tengo que ayudarte a deshacerte del incordioso pantalón que cae hasta por debajo de las rodillas a causa de unos movimientos de caderas, aprovechados por ti para restregarte contra mi trasero.Mi pie entre los barrotes de la barandilla de la terraza, sujetas mis cintura con ambas manos y con un rápido movimiento entras en mi, no te puedes creer que aun no cambie de opinión.Siento todo tu ímpetu, tus ganas, esos deseos locos de que este momento llegara.Tus jadeos en mi cuello me enervan.Reafirmas el ritmo mientras tus manos se agarran a la baranda, empujas y no paras, te sabes cercano y quieres que sea lo mas perfecto posible, así que me martirizas suavemente el clítoris hasta que estallamos juntos...Aun tardamos unos minutos en recuperar la respiración.Vuelvo a dejar mi cabeza caer sobre tu hombro y me besas tierno...*-Creo que debemos esperar unos minutos....Sonríes....*-Lo siento, no sabia que tenia un vecino voyeur

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