Al Descubierto

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Apenas he podido dormir sabiendo que tenemos un intruso en nuestras tierras y no puedo evitar salir de mi cabaña antes de que salga el sol. Sé que nos mintió y aunque su aspecto físico no indica que sea alguien peligroso, podría ser un espía de las otras manadas, o tal vez los humanos han averiguado por fin sobre nosotros y están intentando engañarnos enviando a alguien con aspecto inocente y temeroso.

No. Definitivamente aquí hay algo más que un simple campista perdido.

Camino rápidamente hacia la linde de nuestro poblado, aunque llamarlo así es puro eufemismo.

 La manada no vive en un pueblo como tal, de hecho, la reserva, como nos gusta llamarla, consta varias hectáreas de tierra boscosa, donde hemos ido construyendo nuestras cabañas, distanciadas las unas de las otras lo suficiente como para poder vivir sin tener que escuchar los "ruidos" que hagan tus vecinos.

Aun así, la época de celo es un verdadero infierno para los cambiantes como yo, que no entramos en celo por épocas, sino cuando encontramos a otro de los nuestros con los que haya posibilidades de aparearnos.

-Oe, Renji.- Me giro al escuchar la voz de Yoruichi que no duda en acercarse haciendo que se me ericen los pelos de la nuca. Lleva asustándome desde cachorro y aún lo hace con sus ojos dorados y esa sonrisa pérfida, remarcada por sus finos colmillos. Casi es como si estuviera a punto de devorarme.- ¿A dónde vas tan temprano? Hoy no tienes turno hasta la noche.

-No tengo que darte explicaciones de lo que hago o cuándo lo hago.

-Oh ¿No puedes dormir o es que estabas tan caliente que has preferido salir a correr un poco? Debes de tener mucha "tensión" acumulada.

-Deja de provocarme Yoruichi.- Le digo continuando mi camino.

-Oh, vamos Renji, no huyas de mi. Ni que fuera a morderte.- Cuando baja el tono de voz a uno más intencionado, chasqueo la lengua antes de mirarla de frente mientras dejo que mis ojos cambien a un tono más rojizo que el marron oscuro habitual.

-No lograrías acercarte tanto antes de perder tu cabeza.- Mi mirada de advertencia parece detenerla aunque también puedo oler como crece su excitación a la vez que se muerde el labio inferior. Odio cuando hacen eso. No puedo comprender a las mujeres que les excita pelear antes del sexo.

-Mmmmmm. Ya sabes lo que me gusta una buena lucha de dominación antes montar a un buen semental.- Se relame y puedo ver claramente como sus ojos ambar cambian dejando ver algo más de su lobo.

-¿Por qué no te buscas a cualquier lobo salido de la reserva? Estoy seguro que no tardarás en encontrar voluntarios para meterse entre tus piernas.- Mis palabras parecen molestarla, aunque es bien sabido que Yoruichi se acuesta con todo el que se le pone a tiro, sobre todo si son jóvenes o virgenes. Creo que ha estrenado a la mitad de los lobos de la reserva ella sola.

-Casi todos los lobos de aquí son unos enclenques. Soy una de las mejores luchadoras de la manada, bien podría ser la primera ejecutora de la manada.- Sí. Es cierto. Yoruichi podría haber sido la primera mujer ejecutora, pero su carácter y la forma en que trata al resto de hombres, solo desestabilizaría todo por lo que hemos luchado.- Y tu, eres un hombre con unas increíbles aptitudes para la lucha. Lo que me hace pensar que tienes que ser muy bueno follando. No creo que muchos pudieran aguantar mi ritmo en una pelea como lo haces tu, y mucho menos en la cama.- Nunca hemos follado, pero si hemos llegado a luchar. No siempre fui tan "sociable" y a Yoruichi siempre ha gustado tensar demasiado mis hilos. Zangetsu no deja de repetirme que pase de ella y no siga sus juegos, cosa que he aprendido con el paso del tiempo. Aun así...- Vamos Renji, sé que las mujeres de la reserva no te buscan para pasar su celo o para divertirse.- Sus palabras me hacen apretar la mandíbula y los puños.- Hoy estoy tan aburrida que podría hacer una excepción y probar que tal se siente con alguien como tu.

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