Doncel

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Las palabras de Byakuya me llegan, las escucho, pero es como si algo en mi cerebro no me permitiera entenderlas.

-¿Renji?- Dice mirándome con cierta preocupación, lo que molesta a mi zorro, y más cuando se aparta de mi, provocando que salga de su interior mientras tira de las mantas para cubrirse.

-No.- Le digo sujetando su mano y mirándolo mientras intento digerir sus palabras.- Tu... lo que me estas diciendo es... que ¿Haruka nació de ti?¿Como en un embarazo de una hembra?- En el momento en que pronuncio esa pregunta, él alza una ceja y su expresión cambia a una fría y distante. Mierda.

-No soy una hembra, Renji.- Su voz es firme y me apresuro a detenerlo antes de que salga de la cama, abrazándolo por detrás, de forma que se queda sentando en el borde de la cama conmigo detrás de él, abrazándolo y manteniéndolo contra mi cuerpo.

-Yo no... no quise decir eso.- Suspiro.- Sé que no eres una hembra y me encanta que no lo seas.- Su cuerpo se relaja levemente y beso su cuello, justo sobre la marca que he dejado cuando nos hemos unido.- Es solo que... Dioses, ni siquiera sabía que eso... bueno...

-Bueno ¿que? Renji.- Dice de nuevo molesto.

-Es solo que no sabía que eso fuera posible... los machos simplemente no... no pueden hacer eso...

-Sí que lo hacemos, Renji. Solo que no es algo que se sepa por defecto o que se vaya pregonando, pero, aunque sea algo muy excepcional, los donceles han existido desde siempre. Además... no es que seamos muchos. Yo a penas conozco ninguno que no haya formado parte de mi familia.

Se mueve para enfrentarme justo cuando escucho su leve jadeo, acompañado por un suave sonrojo, lo que hace que lo observe y vea como acaba de soltar una gran cantidad de mi semilla que ahora moja mis sabanas.

Mi semilla.

-Tu... puedes tener cachorros...- Susurro casi más para mi que para él, aunque cuando alzo la vista siento la cautela en su mirada antes de asentir.

Tiro de su cuerpo para que quede sentado a horcajadas sobre mi, con su rostro a mi misma altura, sintiendo su cuerpo pegado al mio, su aliento rozar mis labios y sus ojos no despegarse de los míos.

Puedo percibir su deseo, pero también hay temor y nerviosismo. Esto es importante para él. Es algo que ha guardado solo para los miembros de su familia. Su familia. Yo ahora...

-Byakuya, tu podrías... nosotros podríamos haber...- Veo como traga cuando mi mirada baja a su vientre para subir de nuevo a sus ojos viéndolo asentir a la vez que aumenta su sonrojo.

-No es algo que conozca demasiado. Lo cierto es que no sé muy bien como va eso de... Yo... mi padre siempre nos dijo que los donceles tenemos unos ciclos ovulatorios regulares en los que nuestro libido aumentaría, pero que es diferente para cada doncel.- Veo como esto le incomoda, pero cuando lo beso suavemente sobre los labios, él parece sentirse más y más cómodo.

-Cuéntamelo, Byakuya. Háblame. Soy tu pareja. Ahora, cualquier cosa que te ataña me incluye a mi. Incluso esto.

-Mis ciclos... yo nunca había tenido ningún ciclo antes de... de la violación...- Dice haciendo que mi cuerpo se tense.- Por lo que no sé muy bien como son los míos.

Mierda. Cierto. La violación.

Ginjo. Él lo violó hace seis años. Él fue el primero y el único macho con el que... En cuanto la nueva información hace conexiones en mi cabeza siento como la sangre se me hiela en las venas.

-Ginjo es el padre de Haruka.- Sentencio viendo como aprieta los labios y desvía la mirada, pero el temblor de su cuerpo sobre él mio, no deja lugar a dudas.- Por eso reaccionaste así al verlo. No solo porque fuera un impacto ver a tu violador, sino porque Haruka fue el resultado de esa atrocidad y temes que te lo arrebate.

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