Confrontación inevitable

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Me remuevo en mi cama sintiendo todo mi cuerpo en llamas. Tras hablar con Byakuya y que aceptara mi reclamo, nos acostamos y, prácticamente, se quedó dormido antes de que su cabeza tocara la almohada, lo que me dejó completamente en conflicto.

Por un lado, sé que el momento no es el adecuado, ya que con Haruka aun hospitalizado, Byakuya no tendría la cabeza en lo que debería mientras nos unimos y no quiero que luego ponga en duda su decisión por no haberlo meditado bien.

Yo... he esperado esto toda mi vida, y no quiero que pierda importancia o significado solo por no ser un poco más paciente. Pero por otro lado, mi animal interno, no es tan comprensivo y, desde que escuchó su aceptación, ha estado arañándome, empujando mi celo, para que le deje tomar el control y completar el vinculo con nuestra pareja destinada. Sé que entiende que Byakuya necesita algo más de tiempo, pero aun así, está demasiado al borde como para poder razonar con él.

Salgo de la cama sintiendo que o me alejo o terminaré haciendo algo de lo que los dos nos arrepintamos por la mañana, o incluso el resto de nuestras vidas. Bajo las escaleras y antes de cerrar mi puerta siento la presencia de uno de los nuestros.

-¿Sales?- Veo como los ojos dorados de Komamura se entrecierran de forma inquisitiva.

-Komamura, no sabía que habías venido.- Le digo estrechando nuestros brazos.

-Solo lo he hecho como refuerzo para esta noche.

-Cierto, la carrera.- Le digo mirando hacia mi cabaña.- ¿No has venido a correr?- Niega y mira también a mi cabaña.

-Como dije, solo he venido de refuerzo y necesito permanecer en la sombra.- En cuanto dice eso, entiendo perfectamente a lo que se refiere.

Komamura es uno de nuestros ejecutores infiltrados. Miembro de la manada de Yhwach por adopción, como yo, era un lobo solitario, un sin patria, sin manada hasta que Yhwach lo invitó a formar parte de su manda debido al gran potencial que veía en él. No por nada, había sobrevivido en el mundo humano desde temprana edad, ganándose la vida como luchador callejero.

Obviamente, no es manada de sangre, por lo que nunca se sintió realmente aceptado por la manada de Yhwach, igual que yo. Cuando Zangetsu nos propuso formar nuestra propia manada, él se quedó atrás para asegurarse de que Yhwach no tomaba represalias por haber dejado su propia manda demasiado debilitada.

-Parece que los rumores eran ciertos.- Dice caminando a mi lado mientras nos alejamos un poco de la cabaña, pero no lo suficiente como para no tenerla controlada.

-¿Que rumores?

-Que te has unido a un humano.

-Ah.- Digo sintiendo cierto alivio.- Sí, bueno, aun no, pero acaba de aceptar unirse a mi.

-¿Por que esperar?

-Su cachorro esta grave.

-Muy considerado de tu parte, teniendo en cuenta que debes estar consumiéndote en tu primer celo.

-No te haces una idea.- Sonrio suspirando.- Pero merece la pena.

-Sí.- Dice mirando hacia la luna llena.- Eso dicen...

Cuando voy a hablar de nuevo, escucho un pitido en mi teléfono y en cuanto veo el numero de Unohana, se me hiela la sangre, pero contesto mientras contengo el aire.

-¿Unohana?

-Lo tenemos.- Dice rapidamente.- El muchacho lo ha descubierto. Ha ido con Mugetsu a la ciudad para comprar el medicamento y comenzar el tratamiento en cuanto regrese.

No son las palabras que esperaba escuchar, pero si las que había rezado por oir.

-¿Buenas noticias?- Dice Komamura mientras siento que no puedo contener la sonrisa y el gran alivio interior.

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