Promesa

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No puedo dejar de mirar el rostro de Byakuya dormido, en mi cama, entre mis sabanas, sin ningún nido de por medio que separe nuestros cuerpos. Su tibieza traspasa la fina tela del yukata que lleva puesto y su aroma se ha metido bajo mi piel casi sin darme cuenta. Todo él esta bajo mi piel, sin haberme dado cuenta o haber podido hacer algo para evitarlo.

Acaricio su rostro, tan perfecto a pesar de tener los ojos un poco hinchados de tanto llorar. Si miro haca bajo, puedo ver las marcas en su pecho y eso me provoca un nudo tan doloroso que tengo que desviar la vista. No porque no me resulte atractivo su cuerpo, sino porque me recuerdan que un cambiante anda suelto por el mundo sin su merecido castigo.

Cuando hace unas horas me confesó lo que le había sucedido hace años, fue tan impactante que apenas tuve tiempo de pensar en ello. Tan solo quería consolarlo y apaciguar parte de su dolor.

Por suerte, tras la deplorable noche que salió al final, no tardó en quedarse completamente dormido entre mis brazos. Yo que pensaba que sería la mejor noche de mi vida y resultó ser bastante diferente, pero a la vez, siento que lo que sucedió ha hecho que la atracción por él solo haya aumentado, y no por haber visto su perfecto cuerpo desnudo, o por haber podido saborearlo en parte como siempre soñé, sino porque el hecho de que se abriera así y me mostrara lo que, según dijo, no había mostrado a nadie más, me hizo sentirme realmente especial para él.

Beso sus labios suavemente sintiendo como se mueve para quedar aun más pegado a mi. Dioses, ni siquiera recuerdo cuando fue la ultima vez que dormí con alguien, mucho menos abrazados. El haber tenido a Byakuya pegado a mi, totalmente vulnerable, confiando en mi tanto como para velar su sueño, me hace comprender que realmente estoy hecho para él. Sé que es mi compañero de vida y tengo que hacer todo lo posible por lograr convencerle de que me acepte.

Por primera vez en lo que lleva durmiendo en mi cabaña, no ha tenido las pesadillas de cada noche. No sé si porque ya tuvo bastante con el susto que le dí o por estar tan agotado que ni sueños habrá tenido. Ahora comprendo que con lo que vivió esa noche, tenga pesadillas cada vez que duerme, pero el que no las haya tenido hoy me da la esperanza de haberlo podido ayudar de algún modo.

Acaricio de nuevo su rostro escuchando un leve murmullo antes de besarlo otra vez. Tengo el cuerpo tan caliente que podría explotar y sé que estoy muy excitado en este momento. Debería apartarme, debería alejarme, salir de la cama, darme una ducha fría y darle cierto espacio, pero lo que grita mi mente no es seguido por mi cuerpo.

Un nuevo beso, algo más húmedo, en el que atrapo uno de sus labios para saborearlo antes de mordisquearlo levemente, lo hace gemir antes de abrir los ojos y mirarme como si aun no hubiera despertado del todo. Luego una leve sonrisa cerrándolos de nuevo mientras sus manos me rodean el torso por debajo de mis brazos para acariciar mi espalda.

Mierda. Mi estupida polla acaba de pegar un salto y siento como el pelo me está creciendo de nuevo por el rostro y parte de los hombros.


***Byakuya***


Ni siquiera sé lo que estaba soñando, solo sé que el rojo domina mi despertar y es, desde hace poco tiempo, mi color favorito. El aroma de Renji me envuelve y, aunque sea solo un sueño, quiero mantenerme así, pegado a él, sintiendo su corazón contra mi pecho, su respiración contra mi rostro y su suave pelaje en la espalda... un segundo... ¿pelaje?

Abro los ojos intentando centrar mi mente un poco justo cuando siento como algo duro se aprieta contra mi muslo y parte de mi entrepierna. Me separo un poco para ver como los ojos afilados de Renji me miran con cautela, pero a la vez con ese fuego que vi en ellos anoche y algunas veces anteriores. Está caliente y no solo por su mirada, sino por el leve ronroneo que siento en su pecho.

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