Omega

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Abro los ojos viendo como el cielo comienza a clarear fuera. Aun no ha salido el sol, pero sus rayos comienzan ser visibles entre las ramas de los arboles que nos rodean. Aspiro profundamente, rodeado por el completo silencio, solo roto por algunos pájaros fuera de la cabaña y, por primera vez en muchísimo tiempo, casi diría en toda mi vida, siento como todo está en paz. Mi cabeza. Mi corazón. Mi vida entera.

Giro la cabeza para observar a mi pareja dormir y no puedo evitar sentir como mi corazón altera su palpitar, a la vez que mi estomago se enoje. Jamás pensé sentir este tipo de cosas por nadie. Estiro una mano para atrapar un mechón rojizo entre mis dedos. Tan suave. Con ese brillo unico que no había visto antes en nadie.

Ahora mismo es como si por fin estuviera donde debo estar. Donde siempre debí estar. Es una sensación tan certera que me sorprende y me sobrecoge. Siento como su zorro dormita tambien en su interior y no deja de ser una sensación extraña.

Mis ojos recorren su cuerpo desnudo, prácticamente sin cubrir y el calor vuelve a golpearme. Lo que hicimos anoche fue... En cuanto lo recuerdo mi cuerpo se estremece y no dudo en moverme incorporándome un poco con una sola idea en la cabeza.

-Anoche no te probe...- susurro mientras tiro ligeramente de la sabana para dejarlo completamente expuesto a mi.

Siento como mi entrada palpita, ante la sensibilidad de lo que hicimos y tambien, el deseo de lo que quiero que me haga de nuevo. Algo de su semen, se escapa mojándome, y por retorcido que parezca, eso me excita aun más de lo que ya estoy.

Al acercarme a su hombría, su aroma varonil y natural me invade, dejándolo tatuado en mi mente. Saco la lengua y doy un primer lametazo que me sabe demasiado a poco.

Es la primera vez que hago esto. Nunca pensé que llegaría el dia en que quisiera hacerle esto a otro hombre, pero con Renji siento que quiero hacerlo todo, porque todo con él se siente correcto.

Me aventuro a tomar su miembro, algo endurecido, para alzarlo y poder degustarlo más libremente. No es grande... aun, lo que me permite lamerlo un poco antes de introducirlo en mi boca. El sabor es un poco salado, pero tiene matices propios de su aroma, lo que me hace lamerlo más profundamente.

Su primer gemido es leve, apenas una respiración más alterada de la cuenta, pero es lo que mi interior necesita para continuar. Quiero más de esos sonidos. Quiero escucharlo gemir, con la respiración agitada y entrecortada. Quiero escucharlo pedir más y pronunciar mi nombre mientras me mira con sus ojos rojizos y su zorro presente. Quiero ver su expresión cuando se corra en mi boca, dejándome, por fin, saborearlo por completo. Tal como él me saboreó a mi anoche.

Dioses... anoche... hoy... siempre...


***Renji***


Jadeo abriendo los ojos y por un segundo es como si solo existiera el placer. Un placer que nace de una cálida humedad en mi entrepierna y me recorre hasta la punta de mis dedos.

-Ah...

El aroma de mi pareja lo envuelve todo, dulce, potentemente afrodisiaco.

En cuanto miro hacia abajo y veo la cabeza de Byakuya subir y bajar sobre mi pelvis, con mi polla entrando y saliendo de su boca, siento que exploto. Es... mas fuerte que yo.

Sus ligeras protestas no le impiden tomarlo todo de mi antes de alzar los ojos y mirarme. Si las miradas pudieran tatuarse, esta estaría a fuego en mi mente.

Alargo mi mano para acariciar su rostro mientras me libera despacio, sin soltar mi polla para dar una ultima lamida mirándome directamente.

-Joder... si haces eso una vez mas...- Antes de terminar de hablar, lo hace y mi cuerpo se activa solo, incorporándome para tumbarlo, con la cabeza a los pies de la cama, y penetrarlo de una sola embestida, tal como mi zorro me exige.

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