Resaca Sentimental

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Observo a Byakuya dormir mientras el sol apenas ha salido. Los días anteriores, ha demostrado ser de los madrugadores, pero hoy supongo que su cuerpo sigue recuperándose de todo lo vivido anoche. Puedo ver como algunas heridas ya comienza a curarse, pero también puedo ver como algunos golpes comienzan a tornarse violáceos. No me gusta. Verlo lleno de golpes y heridas, me hace sentir lo cerca que estuvo del peligro.

Es una sensación extraña esta preocupación por un humano. No es que jamás me haya preocupado de nadie, de hecho me suelo preocupar por mis compañeros y por los miembros mas débiles de nuestra mandada, pero sentir estas sensaciones por un humano, me tiene realmente confuso y molesto, y a la vez... extasiado.

Justo en ese momento, veo como el montón de mantas donde descansa el cachorro comienza a moverse hasta que veo aparecer una cabecita, con sus largos cabellos despeinados mientras se rasca un ojo y bosteza. Sonrío sintiendo algo cálido, como casi siempre que trato con los pequeños. Siempre he sido consciente de que nunca podré tener mis propios cachorros.

Pequeños zorritos que se parezcan a mi y que puedan hacerme sentir ese orgullo que solo tus descendientes pueden proporcionarte. Lo he visto miles de veces observando a los miembros de las manadas, pero es algo que jamás experimentaré. Soy el único que queda de mi especie, al menos eso me han dicho siempre y nunca hemos sabido de cambiantes Kitsune a pesar de que los he buscado hasta por internet. Era obvio que ninguna loba iba a ceder su descendencia a favor de la mía y las humanas... simplemente estaban fuera de mis posibilidades.

Recuerdo que en mi juventud, Yhwach me propuso ir a buscar alguna humana para dejarla preñada y luego ir a recoger mi descendencia. Él se ocuparía de ella para que no tuviéramos problemas y yo podría tener mi propia familia, pero solo de pensar en acercarme a los humanos, me irritaba tanto que estaba seguro que no podría hacerlo con ninguna de ellas.

Haruka parece tomar consciencia de donde está y en cuanto sus ojos azules me miran, tan idénticos a los de su padre, siento un ligero escalofrío. Es precioso aunque en un sentido totalmente diferente a como pienso en su padre. Gira el rostro y parece sorprendido de ver a su padre aun dormido a su lado. Supongo que ha pensado lo mismo que yo. Le hago una señal para que no hable y me acerco para cogerlo en brazos. El pequeño alza sus brazos para rodear mi cuello sin hacer ruido y ese simple gesto de total confianza, pese a lo vivido la noche anterior, me hace sentir protector con él.

-¿Has dormido bien?- Le digo mientras le sirvo un vaso de leche. Él me mira y asiente.

-Papi ¿esta bien?

-Sí. Solo esta descansando.- Veo como arruga el entrecejo y por un segundo me pregunto si Byakuya se veía igual de lindo cuando pequeño.

-Solo se queda en la cama después de despertarme cuando esta enfermo.- Pensar en Byakuya solo y enfermo me remueve el estomago. ¿Cuantas veces en los últimos años se habrá encontrado solo en su caravana, teniendo que cuidar de su hijo y sin nadie a su lado que lo ayudara mientras luchaba contra alguna enfermedad?

-No esta enfermo.- Le digo adelantándome a su siguiente pregunta.- Pero necesita descansar para que sus heridas sanen antes.

-Él no cura rapido.- Su voz suena triste y supongo que querría poder compartir su genética con su padre en momentos como este.- Ya se.- Dice abriendo muchos los ojos y alzando las cejas.- ¿Y si le preparamos el desayuno?

Sonrio ante la idea del pequeño que me sorprende por lo coherente de su pensamiento. Es obvio que la relación que tienen padre e hijo es muy fuerte, aun siendo diferentes.

-Me parece una gran idea. ¿Que le gusta desayunar a tu padre?


***Byakuya***


Me despierto sintiéndome agotado, como siempre y lo primero que noto es que estoy solo en la cama. A mi lado, el montón de mantas de Haruka está vacío y más allá de él, el lado donde se acuesta Renji también lo esta.

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