Capitulo X

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Narrador

La madre de endo al llegar a su residencia no perdió el tiempo en buscar a su hijo, el cual estaba en el jardín observando a sus hijos jugar al fútbol. Desde que Nana se había marchado Satoru Endo tuvo que ser madre y padre al mismo tiempo, mostrando a sus hijos lo mejor que  podía, mientras que por las noches había estado llenando su vacío con alguna aventura ocasional. Si lo que sospechaba la mujer era cierto no tendría cara para mirar a los kazemaru.

Saku: abuela - saludo el castaño de 15 años, sus nietos eran muy sensatos y estaban tratando de disminuir la carga sobre los hombros de su padre.

Miky; abuela cómo está la tía ichi? - pregunto el menor de los endo.

Sraendo: se encuentra mejor. Dentro de unos días saldrá del hospital - tranquilizo a los menores, pero con una mirada sería llamo a su hijo, este al ver aquellos ojos, dejo sus documentos y miro a su hijo de 17 años, para que continuará jugando con sus hermanos.

Sin más se levanto del lugar acomodo su ropa, la cual era bastante cómoda, y siguió a su madre hasta llegar a su despacho. Cerro la puerta y tomo lugar en los muebles finos de cuero.

Endo: madre que ocurrió? - pregunto serio.

Sraendo: necesito que hagas una inspección a todos en la empresa, residencias y todos los allegados de la familia endo, no quiero que pase lo mismo que con los kazemaru, sino fuera por su hijo menor que se dió cuenta del veneno en el sistema nervioso de ichiro, hubiéramos pensado que moría por una enfermedad, y el enemigo se hubiera sabido con la suya.

Endo: no puedo creer eso, durante años habían estado jugando con nosotros sin darnos cuenta que clase de perros pueden ser - dijo enojado. - ¿El fue? - pregunto.

Sraendo: si..fue acompañado por el hijo menor de los kazemaru..además.. también conocí una niña - con aquella mención pido visualizar a su hijo tensar, ella suspiro - ¿La viste? - pregunto de vuelta, Satoru estaba confundido, no recordaba como había pasado o como era su amante de aquella noche, solo sabía algo, y era que sus ojos eran muy hermosos.

Cómo los de la niña.

Endo: es una niña muy hermosa y pequeña - suspiro - muy parecida a mis hijos - admitió.

Sraendo: ¿Dormiste con el? - pregunto a lo que su hijo dudó.

Endo: en el baile de beneficencia estaba muy ebrio debo admitir, que no estaba en mis cinco sentidos por lo cual no recuerdo muy bien, solo recuerdo los ojos del doncel y eran idénticos a los de él. Pero cuando lo conocí por primera vez no me presento atención por lo cual supuse no era el - contó.

Sraendo: La niña fue concebida para esa fecha, lo confirmo el mismo. También dijo que se enteró cuando tenía los tres meses, y que no sabía quién era el padre de la niña.

Endo: yo...no se que hacer - admitió a su madre, su corazón estaba muy confundido, para ser sincero el tenía la esperanza de que su mujer volviera con el, aún seguía amando ciegamente a Nana.

Por muy herido que estuviera, no podía dejar de pensar en todos los momentos que había vivido con Nana, su primer beso, su primera vez, su primer hijo. Por otro lado si la niña era suya.

Ni la niña, ni el doncel tenían la culpa de su situación de mierda, tampoco tenían la culpa de que ese bastardo de Dominius los drogara.

Sraendo: por los momentos hagamos todo de manera discreta con la niña, buscaremos la forma de hacer una prueba de ADN, si los resultados son positivos tendrás que darle la cara a ichirota kazemaru - con tan solo sentenciar eso, la mujer elegantemente salió de la oficina dejando al hombre con una mirada caída.

Reencarne en el libro amores robados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora