Capitulo XVII

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Narrador

En la habitación ichirota estaba más que sonrojado pensando en las cosas que había estado haciendo con endo, muy a pesar de estar herido. Olvidando que era protagonista de todo este mundo estaba más que desconcertado. El en ascensor del hospital los recuerdos de cómo había sido concebida su hija vago por su memoria.

Endo lo había salvado de las garras de la gente del príncipe en el banquete, pero en vez de irse rápido resultó que se había lanzado a los brazos de endo como una perra en celo.

Ichirota: lo que habían hecho en el ascensor, fue revivido cuando subieron al ascensor los dos. Endo había estado buscando una oportunidad para poder profundizar su relación, pero las cosas se complicaron una vez llegaron a la residencia, la mayoría de los empleados fueron descorteces con su hija, aunque la mayor de los endo había mostrado mucho mayor por su nieta menor.

Para nadie era un secreto que la mayor no estaba muy conforme con la primera esposa del joven endo.

Didi: mami - llamo la menor con una linda pijama de oso.

Ichirota: princesa ocurrió algo? - dijo al verla derramar lágrimas. La menor solo miro ha su madre doncel.

Didi: Mami mi cama lástima - lloro acercando a los brazos de su madre el cual se levando con algo de dolor, y al levantar parte de la pijama observó en la espalda de su hija varias marcas de agujas y sangre fresca. Al ver a su hija herida su sangre estaba hirviendo, olvidándose de la calentura que laguna vez sintió.

Ichirota: SATORU ENDO - aquel grito se escuchó por todo la casa, y sin más un endo el cual venía subiendo las escaleras, entro de manera estrepitosa a la habitación de su esposo.

Endo: que paso porque...- al mirar la espalda de su hija, su rostro cambio de semblante, la presión que se sentía en la habitación podía cortarse. - Didi cariño dile a papi que te lastimó - pidió sosteniendo a su hija en sus brazos.

Ichirota: Satoru en tu casa nadie me respeta mira como han lastimado a nuestra hija...los empleados piensan que soy una zorra - se contuvo de decir palabras más fuertes, al ver a su su hija pequeña. En ese instante los tres hijos mayores entraron acompañados por sus abuelos, los cuales al ver la espalda de su nieta también miraron a su hijo. - creo que lo mejor será que me vaya a casa de mis padres un tiempo - dijo para tomar su teléfono.

Miky: madre - dijo mirando a su padre, al mirar la mirada achocolatada del menor estaba apunto de soltar el teléfono. No quería lastimar a el pequeño que era tan dulce.

Sayami: padre la han lastimado mucho - hablo tomando a su hermana para acariciar su espalda.

Endo: padre llama a todos los empleados de la casa es momento de aclarar cualquier mal entendido que tengan esos perros que no saben su lugar - dijo acercándose al menor de cabellos azules. - voy solucionar todo esto y cortaré las manos del hombre que se atrevió a tocar a nuestro hija - prometió para besar la frente de su esposo, y acariciar el rostro de su hija la cual lloraba.

En la sala de la mansión de los endo, el joven maestro había llamado todos los empleados a una reunión de emergencia, la mayoría no estaba muy contento con el oven esposo que su señor había traído a casa, pero no podían demostrarlo delante del joven, pues es hijo de uno de los socios de la familia, pero no era un secreto que muchos solían tomar una actitud muy mala con la joven señorita que había entrado a la residencia.

Endo: quiero que por las buenas la persona que coloco estas cosas en la cama de mi bebé - dijo lanzando unas finas agujas ensangrentadas la suelo y mirando mal a los empleados que temblaban.

Mayordomo: será mejor que hablen por las buenas, o el castigo será peor - hablo el mayordomo de la familia endo, aquel que sabía la verdad de la familia desde hacía bastante tiempo, pues había visto llorar la joven maestro muchas veces por su esposa.

Sirvienta: fui yo - respondió una mujer que endo conocía muy bien, una chica de cabellera rosa, y ojos verdes muy tierna a su parecer, pero tenía el defecto de ser la amiga de la infancia de su ex mujer.

Endo: estás consiente de que lastimaste a mi hija...mi esposa está muy enojada por lo has hecho - reclamo acercándose y tomándola del cuello - SERA MEJOR QUE TODOS OIGAN BIEN ESTO...LA SEÑORA QUE TANGO ADMIRACIÓN LES CAUSA NO ES MAS QUE UNA PUTA QUE ABANDONO A SUS HIJOS Y MARIDO POR UN GUARDIA. MI HIJA Y ESPOSA ES MENOR QUE LA HIJA QUE TIENE SU ADMIRABLE SEÑORA CON ESE FULANO - grito asombrando a todos los empleados en la sala.

Sirvienta: usted...lo sabía - dijo con dificultad no podía respirar.

Endo: el que estás en contacto con ella y le informas las cosas que hacen mis hijos...si lo sé y he dejada pasar tu actitud de mierda por eso porque ella es su madre, pero ahora no pienso dejar que toques a mi familia.

varios hombres de Negro entraron en la sala, llevándose a rastras a la chica que pataleaba y gritaba.

Sraendo: que las agujas estén hirviendo y las claven en su espalda, para que sienta lo que sintió mi nieta en su espalda delicada - hablo la mujer que hará hace poco estuvo en silencio. - que esto sea una lección para ustedes, podemos tolerar muchas cosas en esta casa, pero no el que olviden a quienes sirven les quedó claro.

Empleados: si señora - después de todo no podían desafiarlos. Con tan solo decir eso todos se fueron del lugar, y sin más estaban listos para cambiar su actitud hacia la nueva señora de la casa. Sin más endo subió las escaleras con sus padres, y la llegar a la habitación de su esposo se encontró con una escena muy dulce.

Sus cuatro hijos estaban acostados en la cama con ichirota, sin más se acercó, y se despojo de sus zapatos, saco y corbata, y sin dudarlo se acostó al lado de su esposo el cual estaba dormido con la niña en sus brazos.

Tenía tiempo sin sentir esa calidez en su pecho.

Su familia estaba sanando sus heridas poco a poco.

Reencarne en el libro amores robados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora