Eres una chica normal, le va bien en la vida, tienes amigos, todo en si está bien contigo. Aunque no todo era perfecto, tenías una vida placentera.
Un chico el cual era misterioso y con una madre sobreprotectora por alguna razón, no iba a la escuela...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Había llegado a su casa, aún era de tarde pero parecía ya apunto de anochecer.
La verdad no parecía estar feliz de ir a su hogar después de un largo día, sabía que su madre no estaría ahí. Ya era normal no encontrarla ahí, pero tampoco lo ponía tan triste aquella soledad, no desde que te conocía.
Abrió cuidadosamente la puerta de su casa y entro para después cerrarla.
Cuando la cerro volteó a ver hacia la sala, encontrándose con su madre, algo un poco raro.
- Kunikuzushi, llegaste.
- Uh... sí.- dijo, sintiéndose raro ante aquella conversación, sabía que algo iba a pasar y no era nada bueno.
- Ven hijo, siéntate aquí. - ordenó su madre, justo a un lugar frente a ella.
Sin rechistar aquel chico fue directo a cumplir la orden del la mayor.
- Kunikuzushi, tengo que hablar seriamente contigo, quiero que me digas la verdad.
- Claro mamá. - el chico no se encontraba preocupado, parecía no tener emoción alguna en su cara, sin ninguna facción.
- ¿Hace cuánto qué no tomas las pastillas?
- Las pastillas...eso...
Kunikuzushi de quedó procesando aquello.
- Vamos Kunikuzushi, dímelo.
- Hace algunas semanas, p-pero algunas veces las tomó - había Sido cachado en la mentira de que aún las tomaba.
Ei por su parte se preocupó por su hijo aún más. ¿Cómo era posible que haya hecho aquello?
- ¿Sabés lo peligroso qué es eso? Tu más que nadie sabe que significa no tomar tu medicina, ¿acaso no lo sabes?
- Es que...no sé, últimamente no me he sentido mal.
- Kunikuzushi, no se trata de eso, entiende...tienes que tomarlas.
- ¡Pero ya no lo quiero hacer! No me gusta, me siento controlado al hacerlo. - dijo levantando más la voz.
- Kunikuzushi, es no es excusa es por tu bien ¡lo sabes mejor que nadie!
El chico se levantó de su asiento, tratando de tomar superioridad ante la conversación, cosa que nunca había hecho, sorprendiendo a su mamá.
- ¡Ja! Así que ahora te preocupes ¿no? Todos estos años dejándome de lado, preocupándote más por otras cosas. - dijo enojado.
- Sabes que es por trabajo, gracias a mis esfuerzos tenemos lo que tenemos, todo lo hago por ti. - fue interrumpida por su hijo.
- Me tenías tan controlado, pero ahora que me trató de independizar y ves que todo se está saliendo de control quieres volverme a encerrar en esa burbuja ¿acaso crees que volveré a caer? ¡Nunca!