Eres una chica normal, le va bien en la vida, tienes amigos, todo en si está bien contigo. Aunque no todo era perfecto, tenías una vida placentera.
Un chico el cual era misterioso y con una madre sobreprotectora por alguna razón, no iba a la escuela...
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Estaba de camino a la librería del colegio, necesitaba estudiar para algunas cosas y para la escuela, también iba por su propia voluntad, él deseaba leer algunos libros de sus propios gustos.
Pensaba en muchas cosas, sobre todo en la plática con Dottore del anterior día. Tuvo que contarle el asesinato que cometió por tu atención. El hombre al escucharlo confesar tal delito no pareció sorprenderse, en cambio dijo que eso podría ayudarlos en esa búsqueda de mantenerte con él.
Pero eso había desatado un problema, la preocupación de Kunikuzushi crecía. ¿Qué tal si alguien descubría que fue él? Aparte de Dottore. Ahora no dejaba de sentir la culpa, un peso que cargaría para toda su enternidad al ver que no había funcionado su cometido.
Entonces fue cuando su mente una vez más empezó a jugar con él de forma cruel. Las voces volvían a aparecer con comentarios pesados, no solo eso, sino también aumentando su inseguridad de que lo dejes por alguien mejor. Un terror para él.
Esos pensamientos y voces lo tenían cansado, solo quería correr y alejarse más. Sus pasos fueron más rápido, de un momento a otro ya no estaba caminando, ahora se encontraba corriendo.
Entró rápidamente a la biblioteca, y se fue directamente a una zona cualquiera de libros, tratando de distraerse. Empieza a hojear, perece que todo va más tranquilo, pero luego siente que todos lo ven, se siente en la mira de los demás...
¿Que qué se sentía ser observado? Se sentía pésimo. Estar como un objeto en exhibición hacia los demás, sus delirios iban más allá de lo que él había esperado. Incómodo cambia de zona, trata de ignorar todo lo que pasa por su mente e imaginación. Una vez más y sale a buscar lo que quiere.
La realidad es que huía, lo admitiría, pero en fin, mientras se traslada chocó con alguien.
- Perdón...- dijo avergonzado, no quería chocar con esa persona.
La chica volteó un poco molesta, para verlo y enfrentarlo. Su mirada se le veía enfadada, pero luego de ver a la persona, en este caso Kunikuzushi, su mirada se ablando.
- Kunikuzushi...fue mi error, lo siento.- habló su compañera y amiga tuya, Mona.
Kunikuzushi aún se encontraba un poco mal por sus delirios, se le veía preocupado y distraído. Esto Mona lo notó, y como cualquier persona con sentido común haría, trató de ayudarlo.
- ¿Te sientes mal?- preguntó Mona.
- ¡N-No! Estoy bien, nada grave.- trató de no preocuparla, después de todo lo que menos quería era conversar.
Mona aún no convencida lo agarró de la mano y lo llevo a una pequeña mesa en donde al perecer antes de chocar con Kunikuzushi ella se encontraba estudiando. En aquella mesa tenía ella una taza de té. Sentó a Kunikuzushi en una silla y le ofreció aquella bebida caliente.
