Segunda parte de "Perfecta Destrucción" y último libro de la bilogía «Destrucción».
"Yo no estaba preparada para él, y, en realidad, nadie podía estarlo, ninguna persona estaba preparada para experimentar algo como Hades Bach".
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Capítulo Diecisiete: Baúl
Como si un balde de agua helada me fuera sido arrojado desde la cabeza hasta los pies, percibo mi cuerpo perdiendo fuerzas. Escuchar como el hermano mayor de Hades ha lanzado esa última frase no ha hecho más que desestabilizarme, y, es que no tenía idea de cómo había sucedido el suicidio de Hades, en cierto modo quise que mi cerebro no se imaginará tal momento, ahora al ya saberlo todo es mucho peor de lo que pude imaginarme alguna vez.
—¿Pa... pasó una navaja por su cuello? —tartamudea Érebo. Un cambio tajante se llega a notar en el entorno que envuelve a los hermanos, ahora todo se siente más pesado y a la vez nostálgico —. Dijiste qu-que él había cortado sus muñecas —completa tras respirar hondo en lo que parece ser un intento de recuperar el aliento.
Veo como Seth se tensa incluso antes de que las palabras terminen de abandonar los labios de Érebo, de inmediato, alza sus hombros en una postura neutra y rígida, para luego apretar la mandíbula. Permanece en mudez por un prolongado tiempo, es como si en este instante quisiera devolver el tiempo para evitar decir lo que ya es un hecho. La mirada se le torna más oscura al volver a hablar:
—No le digas a Nix como fue que en realidad pasó.
Los pies de Érebo retroceden dos pasos mientras que sus ojos buscan los de Seth, ellos gritan en una súplica que eso que acaba de escuchar sea solo una mentira. Ya su mirada se visualiza cristalizada.
—¿Se cortó el cuello? —Al soltar esta pregunta pestañea y las lágrimas que tiemblan en sus parpados resbalan por sus mejillas.
Para mis adentros me digo que él negará y dirá que lo que ha dicho fue producto de la rabia que no supo controlar, aunque pronto comprendo que lo que él ha dicho no es más que la cruel realidad, cada línea de su faz así lo demuestra.
—Se cortó el cuello con una de las navajas que coleccionaba —dice muy despacio.
Siento una corriente eléctrica por todo mi cuerpo. No soy tan fuerte para seguir siendo testigo de una escena que me está destrozando, así que vuelvo mi espalda a la pared donde me escondo, en cuanto siento la pared detrás de mí, mi vista se nubla por las gotas y levanto mis dos manos a la boca para reprimir un sollozo. Madi aparece y al verme llorar se detiene por unos cortos segundos de seguida retorna sus pasos.
—Char —susurra al tomarme del brazo —, la chica dice que debemos ir a escondernos en su habitación.
Me tardo un buen rato en reaccionar a lo que ella me dice. Debo coger fuerzas antes de limpiar los restos de esas gotas saladas que han caído de mis ojos sin que ni siquiera lo notara y recordar que estoy en esta casa para descubrir qué es lo que ocurre con esos paquetes, mensajes, llamadas y lo más importante, la desaparición de Margareth. Aunque quiera llorar a lágrima viva hasta que mi sufrimiento sea suficiente para que mi Rades vuelva, debo recordar que descubrir todo esto es más primordial que lo que pueda sentir.
