|Nueve|: Peluche

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Capítulo Nueve: Peluche

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Capítulo Nueve: Peluche

«Necesito llegar a casa, necesito revisar la correspondencia», eso es lo que se escucha en mi cabeza.

Voy con mi atención metida en la carretera, deseando que el hombre que va detrás del volante pisé con fuerza el acelerado y podamos llegar más rápido.

—¿Me puedes decir qué es lo que está ocurriendo? —consulta Cameron que va sentado a mi lado en la parte trasera de un taxi que le obligué agarrar.

Me muerdo el labio inferior.

—Necesito llegar rápido a casa.

Escucho como su espalda se apoya en el cuero sintético del asiento con un aire no muy convencido.

—Creo que necesitas verte con un psicólogo —comenta en un tono burlón.

Volteo a verlo y le dedico una mueca hostil. Si él supiera lo impaciente que estoy por llegar a casa no hiciera comentarios tan innecesarios.

—¿Puede ir más rápido? Por favor —le indico al hombre de ojos azules que va al mando del volante una vez me hecho hacia adelante.

Con el entrecejo algo arrugado el señor asiente, subiendo la velocidad.

Al trascurso que permanecemos en el taxi se me hace eterno, siento como si todo se pusiera en mi contra para no llegar lo antes posible, por lo tanto, cuando veo que ya el hombre esta a pocos metros de mi casa coloco mi mano en la manilla.

—Déjenos por aquí, por fa —pido y torno mis ojos a mi hermano —. Tengo como dos dólares...

—Yo pagaré —me corta —tú adelante, parece que lo necesitas.

Pese a que lo dice en una forma irónica no le prestó atención, en vez de eso tiro de la manija y salgo a toda pisa del interior del vehículo. Al dar par de pasos me doy cuenta de que no le agradecí al hombre, es tanta mi curiosidad que opto por abofetearme mentalmente y seguir con mi camino.

No tardo en estar delante del buzón que decora la pequeña área verde del frente de mi casa, ya parada aquí un gran hueco se presenta en la boca de mi estómago mientras me replanteo en mi cabeza que puede que encuentre algo dentro. Hace un instante estaba desesperada por llegar, pero ahora, al estar aquí las emociones me invaden.

Con mi corazón latiendo a mil alzo mi mano al buzón, abriéndolo, me inclino un poco para mirar dentro de él. No hay nada, ni una sola carta, ni un solo papel.

—¡Mamá ayer sacó todo lo que había ahí dentro! —grita Cameron al pasar detrás de mí, caminando a la casa.

Me enderezo de inmediato.

Nada puede salirme bien.

Sigo los pasos de mi hermano hasta que por fin logro alcanzarlo. Me paro a su lado mientras él busca la llave de la casa en el bolsillo de su pantalón.

Maravillosa Destrucción| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora