|Veintiuno|: Pasado

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NOTA IMPORTANTE ANTES DE LEER: Para entender mejor este capítulo es necesario que lean el tercer extra de "Perfecta Destrucción"

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NOTA IMPORTANTE ANTES DE LEER: Para entender mejor este capítulo es necesario que lean el tercer extra de "Perfecta Destrucción". 


Capítulo Veintiuno: Pasado

—¿De qué baúl habla? —atino a hablar aun cuando por dentro soy una revolución de emociones que chocan una contra otra. Claro que sé de qué baúl me habla.

Su mirada que ha caído en el teléfono que interrumpió nuestra charla se mantiene en el artefacto.

—Puedes contestar si gustas.

Dirijo mi interés a lo que él observa. De repente en mí se despierta la necesidad de leer el mensaje que ha entrada, así que alargo mi mano y cojo el móvil. Lo que mi cuerpo presentía se presenta delante de mis ojos, él mensaje es del número privado que me ha hecho caer en una confusión enloquecedora.

Quinto mensaje.

En.

Número privado.

Me quedo metida dentro de la pantalla por unos segundos sin poder si quiera pestañar. El hombre que tengo delante no puede haber sido quien envió este mensaje, desde que llegó no ha sacado ningún celular.

—Ya que has leído lo que sea que te llegó —continúa, llamando mi atención —quiero que conteste a mi pregunta. ¿Dónde está el baúl?

Bajo mis manos hasta que mis ojos conectan con los suyos.

—No sé de lo que me habla.

Érebo está incluido en todo esto y no sé si sea prudente de mi parte proporcionarle esa información con tanta facilidad, es por eso que no accedo a su pregunta.

Une sus manos mientras acomoda sus codos en sus piernas.

—Tengo un video donde tú y tu amiga se ven entrando en mi propiedad sin mí autorización, y lamento informarte que eso si es un delito.

No manifiesto nada, ni gesto, ni palabra, ni movimiento; me concentro en mirarlo en busca de qué rayos hacer, pero sus ojos no me trasmiten más que un sentimiento de ansiedad y estrés por no poder ver más allá de sus iris negros.

—No sacamos ningún baúl de allí...

—¿Entonces, ¿dónde está? —me interrumpe tajantemente.

Sacudo la cabeza.

—No lo sé.

Opta por permanecer en silencio, como si examinará dentro de sí las siguientes palabras que dejará salir. Me doy cuenta cómo va arqueando una ceja.

—Creo que eso deberá respondérmelo Nix o Érebo. —Tras eso, se alza y comienza a caminar hacia la puerta.

Por instinto imito sus movimientos, saliendo detrás de él.

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