|Veinte|: Incógnitas

1.3K 267 48
                                    

Este capítulo debía subirse mañana, pero lo adelanté por ustedes, ya saben que pueden dejarme mucho amor para sentir que valió la pena

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Este capítulo debía subirse mañana, pero lo adelanté por ustedes, ya saben que pueden dejarme mucho amor para sentir que valió la pena. 


Capítulo Veinte: Incógnitas

Detallo cada línea del rostro de Adriel, sus ojos, pálidos y sin expresión, me miran con ahínco a través de los mechones de su cabello, descolorido que cae por encima de sus cejas y sus labios en una línea recta que provoca que mi estómago dé un vuelco abrupto. Me he quedado en un limbo, moviéndome entre la realidad y la inconsciencia.

«¿Qué es lo qué tiene que ver él en todo esto?», me pregunto en el segundo que salgo del hueco mental en el que, sin razón, he caído.

En este preciso momento podría apostar todo lo que tengo que mi semblante es el de una persona que ha recibido una bofetada inesperada o la noticia de un engaño que no vio venir ni en los más recónditos pensamientos de su imaginación.

Oigo que unas chicas pasan a mi lado mientras charlan, pero yo no aparto mi vista del chico que tampoco deja de mirarme. Pasan tres segundos cuando él empieza a caminar a mi dirección, mis ojos bajan hasta su mano derecha en la que tiene un paquete. Una especie de escalofrío me recorrer el cuerpo al percatarme de que el envoltorio de lo que trae en la mano es negro, un negro brillante.

—¿En qué problema estás metida y por qué eso me está afectando a mí? —Las palabras salen disparadas de su boca sin ningún control. Se para a medio metro de mí y extiende lo que tiene en su mano —. Esto estaba en mi casillero.

Abro la boca para decir algo, pero mi cerebro me pide tomar lo que él me ofrece y no darle más largas al asunto. Eso es lo que hago.

Cuando logro reaccionar al cien por ciento ya tengo el paquete en mis manos y no hago otra cosa que arrancar la cubierta que esconde lo que hay dentro. Una taza es lo que hay dentro, aunque eso no es lo más llamativo, lo es los nombres que hay impresos en ella: Mauricio, Peter, Nix y Seth. Cada nombre tiene un color, el de Mauricio lo pinta un color amarillo, el de Peter uno azul oscuro, el de Nix un naranja y el de Seth un negro carbón. Absorbo todo lo que mis ojos alcanzan sin saber en lo más mínimos que quiere decir esto.

—Dentro de la taza estaba esta nota —añade Adriel y me acerca un pedazo de papel.

Esta vez al levantar la mano a la nota ya ella tiembla.

Leo lo que dice la nota:

El café me gusta sin azúcar...o así me enseñaron.

Los colores tienen su significado.

Remitente anónimo.

Hades tomaba café sin azúcar, lo supe la primera vez que fuimos juntos a una cafetería; lo recuerdo tan bien porque pensé que era una locura consumir café sin ningún tipo de edulcorante.

Maravillosa Destrucción| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora