|Uno|: Último Adiós

3.7K 524 266
                                    

Capítulo Uno: Último Adiós

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo Uno: Último Adiós

Los parpados me pesan tanto que tengo que hacer un esfuerzo por separarlo, una vez puedo mirar más allá de lo que mi vista borrosa me permite, creo percibir extraños e inaudibles bisbiseos que provienen de voces dulces y misteriosas que hablan entre sí, pero en cuanto mi oído se agudiza esos sutiles susurros terminan transformándose en una algarabía ruidosa y confusa.

—¡Charlotte, despierta! —un grito desesperado es el que me hace pestañar débilmente.

En un movimiento giro mi cabeza y con la poca visibilidad que me dan mis ojos veo el rostro de mi madre, ella está a mi lado, la veo correr mientras su mano sostiene la mía y yo me siento como si una gran ráfaga de aire me diera en la cara.

—Señora, debe quedarse aquí afuera. Cuando ella este estable le permitiremos verla.

Esas palabras llegan a mi oído, pero me encuentro tan aturdida que en un intento de hablar solo balbuceos torpes y sin ningún sentido salen de mi boca y esa pesadez de mis ojos me obligan a cerrarlos una vez más. Lo último que percibo es el sonido de una puerta siendo abierta ímpetu.

Un aroma antiséptico e higiénico atraviesa mi sistema nasal y es allí cuando muevo mi nariz, produciendo que un sentimiento negativo se entremeta hasta mis huesos. Poco a poco voy abriendo mis ojos, encontrándome así con un rostro que no logro visualizar bien. Aprieto una vez más los parpados para que mi vista encuentre lucidez.

—Cariño, que bueno que despertaste.

Lo próximo que palpo es el tacto de la mano de alguien encima de la mía.

Abro los ojos y está vez puedo ver con claridad el rostro de mi madre.

Trago saliva en busca de humedecer mi garganta que está seca.

—Mamá —murmuro.

Su cuerpo se alza, lleva sus manos a mi cara, aparta el cabello que se pega a mi rostro y deposita un beso en mi frente.

—Que bueno que hayas despertado.

Un agudo dolor de cabeza me hace cerrar mis ojos, llevándome las manos a ella.

—Me duele la cabeza.

—Te la golpeaste.

Tan pronto mis orbes vuelven a chocar con el exterior apoyo las palmas de mis manos en el colchón en el que estoy acostada y me incorporo. Con dificultad inspecciono el lugar con mi mirada para pronto darme cuenta de que estoy en la sala de emergencia de un hospital.

Miro una libreta color marrón que descansa justo debajo de la mano que me sostiene mi madre, me basta con eso para que distintas imágenes me comiencen a cruzar por la mente: mi madre diciéndome que Hades ha muerto, yo corriendo sin ningún rumbo, las piernas flaqueándome, mi mundo tornándose oscuro.

Maravillosa Destrucción| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora