Segunda parte de "Perfecta Destrucción" y último libro de la bilogía «Destrucción».
"Yo no estaba preparada para él, y, en realidad, nadie podía estarlo, ninguna persona estaba preparada para experimentar algo como Hades Bach".
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Epílogo
Es cierto que no estamos preparados para muchas cosas. Yo nunca iba a estar preparada para lo que ocurrio ese día.
Me despierto. Lo primero que veo al abrir los ojos es un techo de un blanco opaco, trato de buscarle algún sentido a todo. Muevo la mirada de un lado a otro y exaltada me incorporo, pero con este movimiento un dolor profundo se instala en mi corazón. La libreta que Hades dejó para mí cae en el colchón y los recuerdos me asaltan: vine a mi cama a leer lo que Hades había escrito para mí y al no poder hacerlo dejé la libreta en mi pecho.
«Me quedé dormida»
Niego sin dar crédito a lo que pienso. Salto de la cama sin control alguno. Salgo de mi habitación hecha un manojos de nervios, voy a comenzar a bajar las escaleras en el momento que veo a mi madre subiendo, con una bandeja llena de pollo frito en las manos. Me paro en seco y ya un gran vacío se ha creado en la boca de mi estómago.
—Mamá —la llamo con la poca voz que encuentra espacio para salir.
Levanta sus ojos y se detiene en el quinto escalón. Una sonrisa se va formando en su labios.
—Te dije que hice pollo y dijiste que ibas a estudiar, así que quise llevarte...
—Mamá —repito al borde del llanto.
Su cejo se frunce un poco.
—Dime, cariño.
Siento que me quedaré sin aire en pocos segundos.
—¿Hades sigue vivo?
Mi pregunta provoca que sus ojos se vayan abriendo con incredulidad.
—Cariño...
—Mamá, contéstame.
No estoy preparada para su respuesta, pero me la da:
—Mi amor, el funeral de Hades fue hace tres semanas.
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Puedes leer el capítulo tres y vas a entender qué fue lo que sucedió.
