Capítulo Tres: Realidad
La nostalgia, compuesta por un silencio colmado de pesadumbre, de miradas afligidas y el aire condensado por ese sentimiento de dolor, invade el ambiente. Las gotas siguen vertiéndose de los parpados de la chica que me mira esperando que suelte una risa para después reconfortarla al decir que solo estoy jugando, pero eso no va a suceder.
—Estás jugando, ¿verdad? —pregunta, sin embargo, no para de llorar. Relaja el agarre que tiene en mis brazos y la observo tragar grueso —. Dime que está jugando.
Retrocedo un paso, haciendo que sus manos caigan del todo.
—Quisiera decir que sí, que todo esto es un juego, pero no es así.
Un gimoteo estalla de su garganta y llevándose las manos al rostro se rompe a llorar. Su cuerpo vibra cada vez más. Al trascurso de unos minutos donde no puedo sentir nada de pena por como ella se lamenta sus piernas parecen perder fuerza, así que acaba por caer sobre sus rodillas.
Voy apuñando mis manos hasta que siento como las uñas me hacen daño. Ahora quisiera decirle tantas cosas, quisiera que me explicara por qué quiso separarme de Hades, quisiera que esas lágrimas causaran empatía en mí. No obstante, no quiero ni puedo seguir presenciado como sin decir una sola palabra ella misma me ha dado la respuesta más importante que necesitaba: Hades nunca fue culpable de lo que ella lo acusó.
Elevando mi mentón, paso a su lado al emprender una caminata silenciosa y triste hacia el auto de Madi, ya ella me espera junto a la puerta del conductor y al fijarse que lo rodeo decide adentrarse al interior. No trascurre mucho tiempo cuando ya estoy sentada a lado de mi mejor amiga. Puedo sentir como su interés se posa en mi perfil.
—¿Quieres que te lleve a tu casa? —inquiere, tranquilamente.
En respuesta, asiento.
Hago un esfuerzo sobre mí misma para no pensar en que juzgué mal a Hades, más, sin embargo, la culpa que se entremete hasta mis huesos es tanta que sucumbo ante ella.
Hades me contó su pasado, me habló sobre su presente e incluso fue valiente para algunas veces expresarme cosas que quería lograr en su futuro. Me murmuro sus miedos y aunque no era muy hablador me grito sus sueños. Me mostro lo vulnerable que podía llegar a ser y yo, yo me fui, lo dejé.
Tocando el dije de la pulsera que rodea mi muñeca noto como un dolor agudo pincha mi pecho. Las lágrimas que he ido acumulando resbalan y en mis pensamientos me reprendo por lo ingenua que fui, por no haber confiado en él cuando yo podía haber sido la persona en la que más confiaba el chico de ojos azules y cabello negro al que cariñosamente apodé "Rades".
El trascurso de todo el camino ha casa hemos permanecido en silencio, yo por mi parte he llorado en varias oportunidades y he percibido como Madi en su mudez me acompaña en mi dolor.
ESTÁS LEYENDO
Maravillosa Destrucción| Completa ✔️
Roman pour AdolescentsSegunda parte de "Perfecta Destrucción" y último libro de la bilogía «Destrucción». "Yo no estaba preparada para él, y, en realidad, nadie podía estarlo, ninguna persona estaba preparada para experimentar algo como Hades Bach". •✦•┈┈┈┈┈┈•✦• ❀ •✦•┈┈...