Sé valiente
EMMA
¿Porqué todo siempre debe ser tan difícil? Nunca nadie dijo que vivir sería fácil pero parece que a unos se les dificulta más que a otros.
¿Qué tipo de dolor es más fuerte?
¿Físico o emocional?
¿Cómo se supone que se repone a un corazón roto?
¿Habrá alguna medicina para alivianar ese vacío que te destruye por dentro?
Tantas personas a mi alrededor y parece ninguna bastarme, carajo, eso de verdad que es deprimente.
Sentada en el piso de mi habitación, son las tres de la madrugada, recuesto mi espalda en la cama mientras veo mi reflejo en el espejo, lágrimas decoran mi rostro con un color rojizo decorando mis ojos.
Ya ni siquiera me sorprende verme así.
Abrazo mis piernas contra el pecho sin dejar de ver el espejo ¿como es que se puede estar así de roto? Duele cada segundo y sin importar cuanto intente ocultarlo parece regresar con más fuerza.
Me lastima el no poder ser lo suficientemente fuerte para poder salir adelante, me lastima ser tan débil, tan cobarde.
Lloro pero no me basta, entonces ¿qué se supone que debo hacer? ¿Cómo dejo de sentir esto?
¿Y si...?
Volteo y veo mi frasco de loción roto en el piso. Se cayo cuando en medio del ataque de pánico de hace unos instantes golpee el escritorio donde se encontraba.
Estiro mi brazo y veo los pedazos de cristal rotos regados en el suelo de mi habitación, cojo el más grande detallandolo. Parece que tuviera algún vibrador ya que mis manos no pueden mantenerse quietas, tiemblo tanto que parece que voy a colapsar.
¿El dolor físico es capaz de opacar al emocional?
Recuesto el pedazo de cristal sobre la parte interna de mi brazo izquierdo, ejerzo fuerza ocasionando el ardor que desata el líquido carmesí que es apenas visible debido a que veo borroso por tanto sollozar.
Nuevas lágrimas salen mientras deslizó el cristal hacia abajo creando una cortada de lado a lado, espero a que el dolor emocional pase a segundo plano pero no lo hace por lo que vuelvo a repetir la acción tres veces más. Suelto el artefacto y recuesto la cabeza en la cama.
El brazo arde demasiado y me dedico a llorar a mares convenciendome de que éstas lágrimas son por las cortadas. Levanto la cabeza y veo mis heridas, la sangre se desliza cayendo al suelo y el horror llega de golpe.
¿Qué mierda hice?
No, no, no esto no es cierto, yo no... no pude ser capaz de hacerme daño, yo no...
Me levanto asustada y corro al baño a lavar mi brazo, el agua hace contacto con cada cortada que arde lo suficiente como para hacerme olvidar cualquier cosa.
No deja de sangrar y no quiero que tía Bárbara ni tío Allan vean lo que hice y se decepcionen más de mi. Tomo iniciativa de encaminarme a la cocina en busca del botiquín de primeros auxilios qur se guarda en uno de los cajones. Empiezo a buscarlo en lo que él brazo no deja de doler.
- Ahí no está- hablan a mi espalda.
Volteo y lo veo sentado frente a la pequeña isla con los brazos cruzados sobre el pecho, se levanta y me detalla las heridas en lo que siento tanta vergüenza porque me las haya visto. No dice nada y abre una alacena de donde saca el botiquín.
Me siento en el banquillo donde se encontraba él anteriormente mientras saca lo necesario para desinfectar mi herida, arde pero me aguanto. Me venda el brazo con una gaza blanca sosteniéndola con el adhesivo.
- Yo... - no soy capaz de hablar porque el nudo vuelve a formarse en mi garganta.
El solo se da la vuelta y me ofrece un taza con chocolate. La recibo y me indica que caminemos hacia el jardín, le obedezco sentándome en el césped a su lado.
- No digas nada si no quieres - habla con su característica voz ronca - no estas obligada a hacerlo.
Permanecemos en silencio en lo que pruebo el chocolate, no está tan caliente sino en su punto ¿de donde lo saco? ¿Ya lo tenia preparado?
- Johan...
- Te escuché - me interrumpe - te escuché llorar y yo... no sabia como actuar ni que hacer, así que... baje rápido y pensé que un chocolate podría calmarte, estaba esperando a que enfriara un poco cuando bajaste.
Lágrimas amenazan con salir de nuevo, me he quejado tanto de él, que me duele, porque sin importar las constantes peleas él me sigue cuidando como aquella noche cuando... no soy capaz de decirlo.
- Se que me he comportado como un hijo de puta y lo lamento pero... a veces siento que todo se me saldrá de las manos y no se qué hacer para mantenerlas seguras - no me mira - las amo con mi vida Emm y pueda que a veces exagere cuando trato de protegerlas pero recuerda que te lo prometí, te dije que...
- Siempre me vas a cuidar- termino la oración por el dejando la taza con chocolate a un lado.
- Exacto - voltea a mi sitio y sus ojos luchan por no dejar salir las lágrima- no te pido que entiendas mi comportamiento de troglodita pero si quiero que sepas que no es a propósito.
Me observa con tanto amor que me rompo enseguida, éste es Johan, éste es el niño que tanto nos cuidaba a Mel y a mi cuando corríamos y salía al rescate cuando nos caiamos.
- No me siento bien - digo tratando de ahogar un sollozo.
- Lo sé hermanita - me abraza y me derrumbo en sus brazos.
Estando aquí con él no me da vergüenza desahogarme porque se perfectamente que Johan sería la última persona en sentirse incómodo conmigo.
- Por favor no vuelvas a hacerte daño - me pide en lo que me abraza con fuerza - solo te pido que seas valiente.
- Lo siento - digo en medio del llanto.
- No, perdóname tu a mi por no notar que me necesitabas - responde- Prometo que siempre tratare de ser tu lugar seguro, así como tú eres el mío.
El frío de la madrugada me hace aferrarme más a él ya que solo llevo una camiseta escotada, el se aparta y se quita la franela pasándola por encima de mi cabeza para que me la coloque.
- No quiero que te enfermes - le digo ya que queda con el torso descubierto.
- Tu tranquila- me abraza de nuevo.
- Te quiero - le digo en un hilo de voz.
- Y yo a ti rarita- me susurra.
_____________________________________

ESTÁS LEYENDO
Si Supieras
Ficção AdolescenteHay una línea delgada entre el amor y el dolor. Esa es la razón por la cual muchos prefieren alejarse del amor, pero la verdad, es que eres tú el que decide a qué lado pertenecer. Yo lo elegí a él, a ellos, a ambos. Dicen que no importa la razon, j...