Capítulo 27

4 1 17
                                    

¿Cuánto puedes durar de pie?

1 de noviembre

8:30 am

EMMA

Las piernas, las manos, todo mi cuerpo tiembla y no puedo detenerlo, un cosquilleo en la punta de mis dedos me hace entrar en desesperación.

Llevo ambas manos a la cabeza intentando concentrarme, no debo permitir que todo me domine, no debo permitirme volverme esclava de mis emociones.

Golpeo mi rostro una y otra vez, golpeo mi cabeza  con las palmas de mis manos en lo que mis oídos solo captan un sonido agudo que me hace golpearme más fuerte tratando de que se valla.

Lágrimas transparentes, bellas como el cristal decoran mi rostro enrojecido por los golpes, lágrimas que se mezclan con las rojas gotas que salen de los arañazos que dan vista a mis mejillas y parte del mentón.

La cara me arde pero no es importante ¿porqué? Porque el dolor en el pecho duele más. El corazón me palpita a un ritmo demasiado acelerado.

Veo mi brazo cubierto con la banda que todos los días Johan cambia, la quito y veo como las heridas están cicatrizando. Me rasco quitando las costras para que nueva sangre salga.

Me tiro al piso derrotada soltando gritos que me rompen en dos, escucho mi teléfono sonar con lo que supongo una llamada, el sonido es tan desesperante que lo tomo y arrojo al fondo de la habitación, me vale mierda si se estropea o no.

Mi pecho sube y baja de forma alarmante, las heridas no dejan de sangrar ni tampoco de arder, caigo de cuclillas y me golpeo los muslos sin ser consiente del daño que me hago, jalo mi cabello, golpeo mi cabeza y vuelvo a repetir el mismo patrón una y otra vez.

El corazón fracturado que alberga mi caja torácica ya está más que despedazado. Llevo ambas manos a él queriendo sostenerlo y calmarlo pero parece que él también está cansado de todo.

Escucho de nuevo sonar el celular y no le pongo atención, llorando vuelta un ovillo en la blanca alfombra de mi habitación que se mancha de carmesí por las heridas del brazo, cierro los ojos con fuerza queriendo que todo desaparezca, incluso queriendo desaparecer yo.

El teléfono no deja de sonar y eso me astia, estoy sudando frío y me duele todo el cuerpo, saco todo lo que me ahoga tratando de que no me quede nada que me pueda lastimar.

Todo me arde, todo me quema, todo me lastima y todo me quiebra, de pronto ya no tengo lágrimas, abro los ojos y lo que veo es lo que me alienta a tomar cartas en el asunto.

Lo tomo y me levanto sintiendo que estoy casi flotando, camino por la habitación con eso sujetado en mi mano derecha, camino tratando de calmarme con ejercicios de respiración.

Inhalo 1...2...3... exhalo.

Inhalo 1...2...3... exhalo.

Inhalo 1...2...3... exhalo.

Logro calmarme, sola, como siempre lo he podido hacer, sola, como he tenido y decidido lidiar con mis problemas todo este tiempo.

De pronto me encuentro frente al espejo, detallo mi reflejo, mis piernas tienen morados por los golpes, mi rostro esta manchado de sangre por las cortadas ocasionadas por mis uñas, el brazo izquierdo con las cortadas frescas de nuevo.

Si alguien me viera así, no se si sentiría lástima o asco, mi blusa está salpicada de un poco de sangre, siento tanta rabia de mi misma al verme en este estado que terminó estampando el puño derecho contra el espejo dejando que pequeños cristales se ensarten en mi mano, duele pero ya ni siquiera quiero llorar.

La mitad de arriba del espejo cae dejando una línea diagonal con lo que aún queda de abajo. Me siento despacio quedando frente a ese pedazo de espejo viendo mi reflejo.

Vuelvo a llorar y a golpear los pedazos de vidrio roto que yacen en el suelo, mis manos sangran debido a ello, tiemblo en lo que escondo mi rostro cuando mi mente no deja de considerar y de pedir que por favor me de paz.

Nunca en mi vida me había sentido tan sola. La sensación en mi cuerpo es horrorosa, me siento tan diminuta y una completa porquería.

¿Porqué tendría que quedarme?

¿Acaso no sería un premio para todos el tener que librarse de un estorbo como yo?

Ahí, con heridas sangrando, con distintos morados, con él rostro vuelto una mierda y rodeada de tantos pedazos de vidrio fue que me di cuenta.

Fue que entendi.

Fue que tomé la decisión de ponerle un alto a todo esto...

_____________________________________________

NOTA:

¡DOBLE ACTUALIZACIÓN!

¡RÁPIDO A LEER LA CONTINUACIÓN DE ESTE CAPÍTULO!

Si SupierasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora