Y cuánto te amo...
Emma
- Hey - me hablan en un tono suave - despierta- me susurran.
Somnolienta trato de abrir los ojos pero tengo demasiado sueño por lo que no me es posible hacerlo, las sábanas están calientitas al igual que la almohada.
- ¿Mi princesa tiene demasiado sueño?
- Si - respondo en un hilo de voz.
- Que lastima que tengas mucho sueño porque no podrás ver ni comer lo que te traje - dice y abro los ojos enseguida.
Mi papá está de rodillas junto a mi cama con un kilo de fresca que me muestra, está en su mano derecha. Los ojos me brillan, sabe que son mis favoritas. Hecha a reir al ver como me levanto de inmediato.
- ¡Qué rico! - le digo emocionada.
- Buenos días- me dice sarcástico.
- Buenos días papi - lo abrazo y me alza mientras le lleno la cara de besos y el no para de reír.
- Si es así - dice cuando me ve a la cara - creo que te despertaré todos los días con fresas en la mano para que me saludes igual - me dice.
- Las fresas no son necesarias - le digo y lo vuelo a abrazar.
- Vamos a desayunar - me dice bajando las escaleras conmigo en sus brazos mientras que yo abrazo las fresas.
Me sienta en la mesa mientras que él vuelve trocitos una cantidad de fresas para agregarles crema batida mientras que las otras las coloca enteras en un recipiente aparte.
- Listo- dice y me entrega las que están enteras, sabe que me gustan sólo así. Empiezo a comer al igual que él.
Están muy ricas y me las acabo en un abrir y cerrar de ojos, mi papa esta comiendo despacio y volteo a ver su plato con fresas y crema batida. El voltea a verme y alza una ceja mientras que yo aparto la cara enseguida.
- Yo ya desayuné, así que ten - me las ofrece y las recibo rápido. Me las como disfrutando del sabor mientras el me ve haciéndolo.
Termino de comer y él recoge los platos y luego me alza para llevarme a la sala de estar, me deja en el sillón junto a él y enciende la televisión poniendo mi programa favorito, Barney. Nos quedamos viéndolo hasta que a mi se me ocurre hablar.
- Oye - le digo llamando su atención.
- ¿Si? - me dice sin apartar la vista de la televisión.
- ¿Me quieres? - le pregunto.
- No - me dice simple y eso me pone triste.
- ¿Porqué no? - le pregunto en seguida en modo de reclamo.
- Porque querer es algo muy simple - responde y voltea a verme - y créeme que lo mío hacia ti va mucho más allá de quererte.
- Me amas ¿verdad? - indagó sonriente.
- Exacto - me sonríe - te amo y te adoro más de lo que te imaginas.
- ¿Cuánto? - le pregunto
- Te amo de tal forma que te prometo que si algún día tengo que hacerlo, no dudaré en dar mi vida por ti - me responde.
- No quiero que me dejes - le digo.
- Jamás lo haré- me abraza- Si supieras cuanto te amo entenderías que mi vida te pertenece - me susurra.
********
Abro los ojos de golpe y mis ojos no tardan nada en inundarse, me siento en la cama mientras el recuerdo me hace trizas, siento como esa grieta en mi se abre cada vez más.
No puedo contener el llanto el cual se siente caliente mientras recorre mis mejillas. De repente siento un dolor en el pecho, no puedo respirar ya que cuando inhalo oxígeno siento una aguja qué se ensarta en el mismo. Los sollozos no se detienen como tampoco lo hacen sus palabras, me tomo el pecho y todo me empieza a estorbar, arrojo la sabana al piso, me falta el aire pero no quiero moverme.
El dolor en el pecho es insoportable, me arde, siento que en algún momento el corazón se me va a parar. Quiero gritar pero no puedo, tengo la garganta seca y las mejillas empapadas por las lágrimas que no dejan de salir.
*-No quiero que me dejes - le digo.*
*-Jamás lo haré.*Lo hizo, me dejó y me dejó sola. La persona que más amaba en el mundo ya no está conmigo y eso me destroza, me vuelve mierda. Me dejo caer en la cama llevándome las manos a la cabeza en una desesperación que nunca había experimentado.
*-¿Mi princesa tiene demasiado sueño? *
Quiero que la tierra me trague, no soporto esto que siento. Siento como si estuviera cayendo en un agujero del cual nunca voy a salir.
*-¡Papi! - le grito - ¡¿porqué no abres los ojos?! - le abrazo el dorso - ¡levantate! *
Algo dentro de mi me está quemando, estoy sudando y tengo una sensación horrible en las piernas.
*-¡TU PRINCESA QUIERE FRESAS! - le digo para que se levante - ¡TU PRINCESA QUIERE VER BARNEY CONTIGO! - pero no consigo que se levante.*
¡Dios! No controlo el llanto y el pecho me sube y baja demasiado rápido, cada vez que respiro es una tortura por el dolor punzante que siento.
No se cuanto tiempo a pasado pero la agonía no se va, mi garganta empezó a reaccionar y suelto un llanto que me quema. De repente unos brazos me rodean con fuerza y yo no paro de llorar. No siento consuelo alguno porque el único que quiero que me lo de ya no está. Me dejó sola en el mundo, la persona a la que más le importaba, la persona que me amo hasta el extremo, la única persona de la que yo era su prioridad ya no está y eso me hace sangrar.
Tomo mi cabello y lo jalo con fuerza tratando de aminorar el dolor que siento en el pecho pero no cambia nada, los brazos que me rodean me sueltan y me toma de las manos para evitar que me siga haciendo daño y mi vista está borrosa, no se si sea por tanto llanto o porque el dolor punzante en mi tórax me este tomando factura y mi cuerpo no lo resista más.
Sin embargo, mi garganta no para de soltar lamentos de dolor, tristeza y desesperación. Me abrazan de nuevo mientras besan mi coronilla.
- Yo estoy aquí- me dicen - yo estoy aquí - sigo llorando en sus brazos - shhh tranquila- vuelve a agregar- por favor mi niña, no llores más.
Es la primera vez que alguien me ve así, ni siquiera Simon, ni siquiera yo misma había pasado por algo semejante.
El dolor al fin va mermando poco a poco hasta que me quedo dormida en los brazos de mi tío.
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Si Supieras
Teen FictionHay una línea delgada entre el amor y el dolor. Esa es la razón por la cual muchos prefieren alejarse del amor, pero la verdad, es que eres tú el que decide a qué lado pertenecer. Yo lo elegí a él, a ellos, a ambos. Dicen que no importa la razon, j...