Cap. 5 | Sin avances

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Edric

Madrid, 14 de septiembre del 2020

Después del año que hemos pasado esperaba que este septiembre pudiera descansar un poco pero no. Es cierto que ya no tengo nada que estudiar, la universidad ha terminado pero estoy trabajando con uno de esos contratos "basura" llamados "contratos Covid". Vamos, que en cuanto esto termine o parezca ir a mejor nos mandan a la mierda, súper estable y divertido ¿a que sí? Pero aquí estoy otro día más.

Sigo buscando otro sitio donde vivir porque tener la habitación de Jorge llenándose de polvo me duele, el casero no se ha pronunciado de momento pero me ofrecí a pagar su parte porque no soy capaz de sacar sus cosas todavía. Ni si quiera he hablado con Miriam desde entonces, sólo para preguntarle cómo se encuentra pero nada más allá de un "¿Qué tal?" porque sus respuestas no daban a entablar una conversación, aunque tampoco sé si hubiera sido capaz de hacerlo.

Tampoco le he mencionado a Alba la posibilidad de mudarme, no quiero que se haga ilusiones y que crea que significa que nos vayamos a vivir juntos, en cuanto le digo algo que puede interpretarse con avanzar en nuestra relación no duda en hacérmelo saber y yo acabo saturado. Joder, soy una mala persona por no querer que esos momento lleguen ¿verdad? últimamente está todo el día en mi casa. Y digo casa porque la tercera habitación está también vacía, este año no la han alquilado.

Creo que el casero espera encontrarme tirando en el suelo un día de estos, yo también he pensado que eso puedo ocurrir un día de estos.

—Oye —dice su voz devolviéndome a la realidad cuando sale del baño —¿te apetece que pidamos algo de cena y durmamos hoy juntos?

—Claro —le respondo mientras se tumba sobre mí en el sofá.

La verdad es que lo único que me apetece ahora mismo es poder pasar más de dos días a solas, sin tener que darle explicaciones a nadie y estar fuera de combate hasta que mi cabeza me diga que ya se encuentra mejor. A lo mejor debería hacerle caso a Irene y buscar ayuda psicológica.

—Siendo sanitario no sé por qué te niegas —me dice ella más de una vez que le digo que no tengo un buen día —, no quiero que un día revientes y no puedas recomponerte.

Nome niego a ir a un psicólogo, pero simplemente no estoy preparado para removertoda mi vida y tener que recolocarla. No sé si los cimientos lo aguantarían.

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