Cap. 13 | Algo así

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Vicky

25 de junio del 2018

Hemos quedado Irene, Joan y yo para celebrar que la universidad nos da una tregua y hemos terminado los exámenes y, por lo tanto, el curso que nos ha tenido medio amargados aunque cada uno en sus respectivas ramas. Hemos acordado que podía venir alguna compañera de nuestras clases así que aquí estoy, esperando junto a Irene y cuatro de sus amigas y cinco compis míos. Joan aparece al poco rato de estar hablando con una única chica.

—Hola gente —saluda nada más llegar hasta el grupo —, para quien no me conozca soy Joan y esta preciosidad de aquí es Andrea, me la tratáis con respeto y cariño que esta algo de bajón.

—¿Qué pasa? —pregunto inconscientemente, mi lado cotilla me ha salido demasiado pronto —. Si se puede saber claro, perdona porque no quería incomodar.

—Tranquila —ríe ella levemente —, he tenido un pequeño enfrentamiento con un profesor estúpido así que supongo que tengo una asignatura para recuperar.

—Pues doble ronda de cubatas para ti —dice Irene extendiéndole el vaso que tengo en la mano.

Ella lo acepta y el resto sigue hablando a su aire, Joan se acerca a Irene y comienzan a reír y a presentarse al resto de personas, me giro y presento a mis compañeros tanto a Joan como a Andrea: Clara, Ana, Sergio, Zahra y Liliana.

***

—¿Y por qué has discutido? —pregunto, son las tres de la mañana, la vergüenza prácticamente ya no existe y cada uno vamos por nuestro lado, aunque Andrea y yo hemos permanecido casi en el mismo sitio la mayoría de la noche — con tu profesor digo.

—Porque no aceptaba el examen con mi nombre.

—¿Por qué? —pregunto y le doy el último trago a mi copa. No encuentro un motivo para no aceptarlo.

—Porque no es el que tengo en el DNI ni en el listado, todavía no lo he podido cambiar —suspira —. Prefiero no darle más vueltas, es gilipollas y punto —asiento sonriendo al ritmo de la música.

Alzo la copa a la altura de nuestros ojos y le señalo hacia la barra, sin mediar palabra ambas ponemos rumbo hacia allí. Ha entendido a la primera que quiero decir con el vaso vacío.

—¿Y por qué dice que Andrea no es tu nombre? —pregunto con la curiosidad de una borracha, que es como estoy ahora mismo.

—Mejor me acompañas a fumarme un piti y te lo explico sin gritar —responde a mi oído.

Asiento y ambas salimos de la discoteca, no sin antes pagar tres euros por el sello para volver a entrar y suplicarle al de seguridad que me deje sacar la copa, que tardamos sólo un cigarro en entrar.

—A ver —dice mientras comienza a liarse un cigarro —, en mi documento de identidad no pone Andrea y tampoco pone que sea mujer. El caso es que tengo todo el tema del papeleo ya iniciado y demás pero no es nada fácil porque la burocracia es una mierda —lame el papel para terminar de liar el cigarro y acto seguido lo enciende —. Así que, ese es el resumen de por qué mi profesor es un gilipollas.

—La parte que más me sorprende de esta movida es que tengas ese profesor estudiando una carrera social.

—Lo mismo he pensado yo —dice tras una calada y deja salir el humo —, con el resto no he tenido ningún problema pero este me saca de quicio —bufa —. Dice que mi nombre no aparece tampoco en ningún trabajo, que es como si no hubiera hecho nada.

—Si ahora mismo me dices de ir a quemar su coche te digo que sí, mañana con la resaca no sé qué te diría —me río —. Aprovecha y hazme la propuesta indecente para llevar a cabo una venganza.

—Gracias —dice —, aunque me gustaría hacerte otras propuestas indecentes.

—¡Estáis aquí! —dice alzando la voz Joan mientras le mandan callar los de seguridad y baja la voz, no me ha dado tiempo a pensar en lo que acaba de decirme Andrea —. Os estaba buscando —dice nuestro amigo casi en un susurro para evitar que vuelvan a reñirle.

—¿Qué pasa? —pregunto ante su entusiasmo.

—Una de tus compañeras, no recuerdo su nombre, se está liando con Sergio, tía.

—¿Entramos? Quiero ser testigo del momento.

—Vas algo tarde —se ríe Joan —, se han ido ya a casa de él, han tardado poco en marcharse.

—Espero que disfruten, Sergio es bueno cuando quiere —digo sin pensarlo.

—¿Sergio es tu ex o algo así? —pregunta Andrea al escuchar esta afirmación por mi parte.

—Sí, digamos que algo así —respondo, no es un tema que quisiera tener que explicar ahora.

Es cierto que la última vez que vi a Edric hablé con Sergio, era un tema que teníamos que gestionar los dos juntos y, nos gustara o no, la relación nuestra no iba bien. No tenía sentido lo que tratábamos de conseguir.

Recuerdo que nos sentamos en el mismo banco donde comenzamos esa historia rara entre nosotros, supongo que ahí es donde tenía que terminar. Allí hablamos y ambos estuvimos de acuerdo. Ni yo estaba lista para una relación ni él estaba preparado, todavía no habíamos superado las cosas del pasado y, aunque intentábamos convencernos de que sí, no estábamos hechos para ser pareja. Ambos tenemos mucho que curar antes para no herirnos.

Seguimos siendo amigos, es cierto que alguna vez hemos quedado a solas y hemos vuelto a terminar en su piso, pero sin más. Al final las tensiones sexuales no desaparecen de la noche a la mañana ¿no?

HILO ROJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora