Cap. 17 | Año nuevo

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Sé que esta es la parte de 2017 y esto ya es 2018 pero si lo ponía antes adelantaba mucho lo que iba a ocurrir y no era justo.


Vicky

Valencia, 01 de enero del 2018

—¡UN BRINDIS! —grita Joan entre la multitud de la discoteca y alzando su copa —¡POR HABER DEJADO EN EL AÑO PASADO TODO LO QUE NO SE MERECE HUECO EN EL NUEVO!

—¡SÍII! —exclamo ya algo borracha recordando todo lo vivido este último mes. La verdad es que ha sido algo complicado el año en general.

—Mirad a quién me he encontrado —dice detrás de mí Irene y me giro para ver quién es —¡Edric!

—La madre que... —Me falta poco para caerme al suelo de la impresión de volver a verle, miro mi copa y está ya vacía tras el último trago, a lo mejor tiene que ver con esto el mareo que acaba de darme.

—Me debes las copas del otro día —dice acercándose a mi oreja para que le escuche entre tanta gente. No, sigue sin erizarme la piel como antes, menos mal. Todavía no he hablado con Sergio, sé que debo de hacerlo.

Sin decir nada, me acerco a la barra y pido dos roncolas colándome entre la gente, van más borrachos que yo así que ni se han dado cuenta que no me correspondía el turno. En cuanto me dan los dos, vuelvo al círculo de amigos y le ofrezco su copa a Edric.

—¡POR LOS REENCUENTROS! —Grito alzando la copa y todos me siguen al brindis. Joan e Irene sí que saben lo que ocurrió y creo que siguen en shock porque únicamente dijeron "era algo predecible" pero siguen sin decirme que opinan realmente sobre ello.

Y justo en el brindis comienza a sonar Chantaje de Shakira y Maluma en una versión un poco remix para que el baile sea más movido.

Miro a Edric y pienso que si esta canción hubiera salido en 2015 nos hubiera representado totalmente. Nos pegamos Joan, Irene y yo y comenzamos a bailar de la única forma que sabemos cuándo salimos de fiesta: mal. Aunque a Irene se le da bastante bien mover las caderas, a mi perrear hasta el suelo y a Joan imitarnos en todo. Esta vez se une Edric y un par de amigas de Joan y rompemos en carcajadas al ver lo torpes que somos. La coordinación y el ritmo no es lo nuestro.

Miro a Edric y acabo bailando sola con él, intentando no derramar mi copa mientras la cubro con la mano por si meten algo en la bebida por estar pasándolo bien, y rezando para que nadie estire del lazo que llevo en la nuca porque mi vestido caería al suelo por completo.

—Pensaba que solo te movías así en la cama –me dice al oído en tono de broma mientras sigo moviendo la cintura cerca de la suya.

—Sigues igual de imbécil —le respondo de la misma forma y le doy otro trago a la copa, junto un pequeño empujón en el hombro.

—Cari —dice Joan acercándose a mí—, perdona que os moleste pero ¿me acompañas a fumar?

Sin responder salgo con él de la discoteca y, justo detrás de nosotros, aparecen Irene y Edric.

—Gente —digo tras mirar el reloj y descubrir que son ya las 2 de la mañana –, me marcho para casa.

—BUUU —abuchean los tres —ABURRIDA —se escucha justo después un shhh por el escándalo que están armando.

—Aburrida no, trabajadora en hostelería a la que mañana le toca turno para comenzar el año de puta madre y no quiero ir de resaca.

Me despido de ellos entre abucheos, besos y abrazos hasta que llego a Edric.

—Te acompaño hasta tu casa —dice cuando voy a darle un par de besos. A él no le abuchean, promete antes de irnos que volverá a la fiesta.

Asiento sin decir nada y me doy media vuelta para poner rumbo a mi casa, es una situación tensa pero no demasiada. Sólo es raro, sobre todo después de habernos visto hace una semana.

—¿Te acuerdas que dijiste que lo acabas superando? —pregunta rompiendo el silencio y yo asiento cuando nos miramos —Mentí. Para mí han pasado dos años y todavía no he sido capaz de dejarlo estar, cada vez que pienso en esa época quiero volver atrás y cambiarlo todo —suspira y se toca el pelo nervioso —, por eso no era capaz de volver a Valencia.

—Pero eso es, aunque vaya a sonar muy duro, porque la cagaste con Sandra y conmigo. Y, para nuestra desgracia, te diste cuenta tarde de lo que realmente sentías por mí —la sinceridad es mi fuerte cuando bebo.

—Ojalá me hubiera dado cuenta antes.

—Ojalá —respondo —, pero lo pasado ya es pasado y ahora ya no vale de nada lamentarse.

Nos quedamos en silencio recorriendo las dos calles que nos quedan hasta mi casa. Llegamos antes de que me ponga a tiritar por el frío que hace.

—Edric —le digo al quedarnos en el umbral del portal—, ya no me dueles.

Y, antes de subir a mi casa, me quedo mirándole hasta que me decido a besarle de la misma forma que lo hice por última vez aquí mismo. Con cariño, ternura y el amor que nunca nos dimos como merecíamos. Para mí, Madrid ha sido un cierre y hoy la despedida, para él no sé qué habrá sido pero sea lo que sea para mí ha llegado tarde.

Es cierto que nuestra historia fue importante, que se hace imposible olvidar lo que aprendí con Edric lleno de primeras veces, de discusiones, reconciliaciones, secretos y algunas verdades, pero me merezco mucho más que un par de polvos y miradas llenas de lujuria y ganas de comernos.



Perdonad la desaparición durante semanas. ¿Qué os han parecido estos 3-4 capítulos publicados el mismo día? ¿Os está gustando?

Nos leemos. 

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