Cap. 25 | Repetir

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Vicky

15 de diciembre del 2014

Nos han avisado que las dos últimas clases que teníamos hoy han sido canceladas y, aunque en principio habíamos dicho de irnos a tomar una cerveza toda la clase, muchas personas han terminado por declinar la invitación e irse a casa para comenzar a estudiar.

Sí, realmente yo también debería hacerlo porque no es que sea la mejor estudiante pero al final nos hemos quedado Edric y yo solos. Como las últimas veces.

Han pasado dos meses desde la primera vez que terminamos borrachos y en mi cama. El otro par de veces ha sido sin el estado de embriaguez hace apenas unas cuantas semanas y cambiamos mi casa por la suya. No preguntes, no sé explicar en qué momento se nos ocurrió, pero volvió a pasar unas semanas después de esa primera vez.

***

–Oye –me dice saliendo por la puerta del instituto –¿me ayudarías a estudiar hoy? Estoy más perdido que un pez fuera del agua.

Hace un par de semanas que aclaramos lo sucedido, durante estos días hemos estado hablando con total normalidad tanto por whatsapp como en las clases. Sobre todo en las clases porque lo más importante es que nadie lo sepa, la verdad.

–Pf –suspiro y miro la hora en el móvil, no tengo ningún mensaje de mi madre diciendo que recoja a mis hermanos –, supongo que no tengo ninguna excusa para decir que no.

–Genial –responde sonriendo.

Su casa no está muy lejos del instituto, apenas hay tres calles de distancia que hemos recorrido criticando a alguno de nuestros profesores. Al llegar ni si quiera lo he pensado mucho, la casa estaba vacía y hemos ido a su habitación a dejar las mochilas y nos hemos quedado allí. Me he quedado alucinada mirando la decoración de las cuatro paredes del cuarto y, en un visto y no visto, Edric estaba encima de mí y yo levantándome la sudadera para quitarme cualquier prenda que me distanciara de él.

***

Finalmente ni si quiera hemos ido al bar. Tras estar un par de minutos hablando, en lugar de coger el camino hacia mi casa hemos ido en dirección a la suya. Habíamos comentado algo sobre adelantar uno de los trabajos que teníamos pendientes de hacer pero ¿a quién pretendo engañar? al pisar su habitación ha cerrado la puerta y ha comenzado a jugar con uno de los mechones que se había quedado fuera de mi coleta mal hecha. Joder, si es que es tenerle cerca y sentir un terremoto.

La ropa se ha ido dejando caer al suelo sin buscar un orden... en primero lugar ha ido su camiseta y después nuestros pantalones han decidido hacerle compañía. Mi sudadera se ha unido al club y el resto de prendas han pasado a ser historia.

Lo he hablado alguna vez con Joan y obviamente no es de la misma forma que me imaginaba que sería. El momento es divertido, y tanto que lo es, por alguna razón siento que nos compenetramos tanto que parece mentira que sea la otra, pero eso cae como un jarro de agua fría al darme cuenta que al terminar ya no hay más besos, no existen los abrazos y que mucho menos hay caricias.

Al terminar nos quedamos en silencio, miramos al techo y pocas veces sabemos que decir y yo, cada vez, me voy haciendo un poco más pequeña. El remordimiento me viene a la tripa y me atacan las mariposas que me hace sentir cuando me mira.

—Deberíamos ir vistiéndonos ya —dice mientras se sienta al borde de la cama —. Mi madre estará a punto de llegar.

Suspiro. Hace poco me enteré que cuando dice su madre es la mujer de su padre, pero no ha querido contarme mucho más y parece que tampoco soy la indicada para meterme mucho más en su vida personal, al igual que él tampoco se mete en la mía más de la cuenta.

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