Cap. 11 | Nosotras

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Vicky

Valencia, 08 de marzo del 2018

—¡Chicas! —dice Joan medio gritando al encontrarnos frente a la estación del Nord —. Espero que no os importe que haya traído a una amiga —y mientras se acerca a darnos dos besos a Irene y a mí —. Joder, esto está a reventar.

Detrás de él hay una chica que mira con vergüenza, lleva su pelo recogido y juega con el móvil dándole vueltas en la mano, haciéndonos ver que está algo nerviosa de estar ahí. Yo también lo estaría, aterrizar en un nuevo grupo no es tarea fácil.

—Ella es Andrea —continúa diciéndonos nuestro amigo —, ellas son Irene y Vicky —aclara esta vez hacia ella mientras nos señala, quien se acerca con timidez a darnos dos besos.

—Bueno, ¿nos ponemos en marcha? —pregunta Irene cuando acaban las presentaciones y afirmamos a la vez aunque con diferentes tonos de entusiasmo.

En apenas 10 minutos llegamos al punto de partida de la manifestación. Falta apenas media hora para el momento indicado de inicio y en la plaza del Parterre no cabe ni un alfiler. Hay cientos, creo que puedo llegar a decir miles, de personas (la gran mayoría mujeres) y un montón de pancartas con mensajes que me ponen la piel de gallina al leerlos: No quiero tu piropo, quiero tu respeto; La cantidad de ropa que llevo no determina la cantidad de respeto que merezco; Ser mujer no debería ser un factor de riesgo; Si les dones parem s'atura el món.

—Creo que no debería haber venido —oigo que susurra Andrea cuando comenzamos a andar, siguiendo así a la oleada de gente.

—¿Por qué dices eso? ¿Eres tonta? —responde Joan —. No hagas caso a esos carteles, el año que viene traemos nosotras uno mucho mejor.

—¿Qué pasa? —pregunto al no comprender la situación.

–Que hay muchas cosas aquí que no son nada inclusivas con el colectivo trans y me siento un poco fuera de lugar por ello –responde mirándome, Andrea está entre Joan y yo e Irene está al otro lado de nuestro amigo, aunque parece estar hablando con alguien conocida y no está prestando atención a nuestra conversación.

—¿Y eso? Si no es meterme donde no me llaman, claro.

—Por ejemplo, esa pancarta que tiene dibujada una vagina no me representa porque yo no nací con una y no me he operado todavía —responde señalando una cartulina que está a unos metros de distancia.

—No lo había pensado —contesto con sinceridad, aunque si reflexiono sobre lo que dice tiene mucho sentido.

—Suele pasar, al final somos un colectivo olvidado, pero darse cuenta de ello y corregirlo es el primer paso —concluye.

Sigue hablando un rato más, explicando los motivos por los que algunas de las frases están mal y cuales están bien, las razones por las que el colectivo debe reconocer a las mujeres trans, y más cosas. Yo me quedo embobada escuchando cada una de las cosas que va contando y pensando en las meteduras de pata que he ido haciendo durante estos años, pensaba que estaba metida en el tema pero aún me quedan cosas por ir aprendiendo.

Escuchar como habla me relaja, normalmente estar en un sitio con mucha gente me da inseguridad y me agobio, es un miedo algo irracional pero mientras hablamos me siento tranquila. No me he parado a pensar en ello hasta que estamos llegando al final del recorrido de la manifestación, se acaba de despedir de nosotras porque vive aquí cerca y volver hasta el principio no le viene bien.

—¿Qué tal os ha caído? —pregunta Joan cuando su amiga se ha marchado.

—Muy bien —respondo sin dudar —, deberías decirle que venga más veces.

—No habéis dejado de hablar en todo el trayecto —dice Irene con una sonrisa de oreja a oreja, sé por dónde va y no me gusta un pelo.

—¿Y cuál es el problema? No quería que estuviera incómoda.

—Déjala —interviene nuestro amigo —, sólo se han caído bien —suelto el aire tranquila al escucho que él no va a insistir con el tema —. Pero si ocurre algo entre vosotras quiero ser el primero en enterarme —Al escucharle no he podido evitar darle un golpe en el hombro, siempre igual.

No es la primera vez que tratan de juntarme con alguien, piensan que así estaré mejor y dejaré de darle vueltas al tema de Edric pero no entienden que ya no lo hago, que es un tema más que olvidado aunque todavía me cause ciertos temores a la hora de conocer a gente. ¿Es normal, no? La última relación que intenté me la arruinó volver a verle.


Traducción del valenciano: Si las mujeres paramos se para el mundo.

HILO ROJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora