Con el molesto sol de mediodía, tuve que trasladarme de la casa de mi tía a una tienda, a comprar unas cosas que Beatrice me pidió y de paso por unos rocklets. No soy muy fan del chocolate, pero si se trata de estas cositas, no dudaría ni un segundo en acabarme una bolsita.
Mis padres ya volvieron a Italia. De hecho, mi madre acababa de aterrizar hace unos minutos y ya pedía que la llame.
Esperando a que la fila avance para poder irme inmediatamente de allí, me percaté de un chico alto y pelinegro que tenía enfrente de mí. La fila avanzó y él es el siguiente.
- Ya te he dicho que no te venderé un cigarro más, Owen. No insistas. - El sujeto detrás del mostrador negó con la cabeza.
- Por favor, Larry. - Suplicó el pelinegro.
- Te he dicho que no. - Su ceño se frunció de inmediato.
- Bien, bien. - Alzó las manos, en forma de rendición. - Gracias de todos modos.
- ¡Siguiente!.
Es mi turno, aunque por unos segundos me quedé observando los movimientos del chico de cabellera oscura, el cual se quedó viendo muy por encima otros artículos que se encontraban por la tienda.
- Sería un total de....
No le presté atención al hombre. Mi atención fue captada por las manos del pelinegro, las cuales se escabullen descaradamente en el bolsillo de otro tipo.
¡Está robando!.
Sacó una caja de cigarrillos empezada y la guardó disimuladamente en el bolsillo de sus jeans negros.
- ¿Pagarás o no?.
- ¿Eh?. - Dije al volver a la realidad. –La realidad es que ese tipo está robando descaradamente una caja de cigarrillos y estaba escapando–. - Sí, lo siento.
Al salir de la tienda unos minutos después, me percaté de que el pelinegro estaba apoyado sobre un auto negro, fumando uno de los cigarros que obtuvo de una manera poco ética. Por alguna razón, no lo noté peligroso, así que decidí enfrentarme a él.
- ¿Piensas devolverlos?. - Fue lo primero que se me ocurrió-.
- ¿Disculpa?. - Sus ojos se centraron en mí, sacándome esa valentía que hace un momento usé para acercarme unos metros.
- Los cigarros. - Señalé la cajita de estos que estaba aún lado del chico.
- Por supuesto, hasta le compraré una caja nueva. - Dijo con ironía.
- ¿Sabes cómo se le dice a eso?. - Dije enarcando una ceja.
- ¿Ser buena gente?. - Dijo confuso.
- No, robar. - Fruncí un poco mi ceño mientras apretaba mis puños de los nervios.
- Bien. - Elevó sus hombros con indiferencia y le dió una calada al cigarro que sostenía entre sus dedos.
- ¿Eso es todo lo que dirás?. - Dije incrédulo. - Está mal robar.
- ¿Sí?, no me digas. - Esbozó una sonrisa, divertido.
- Llamaré a la policía. - Le aseguré.
- No haría eso si fuera tú. - Se levantó y tiró el cigarro al suelo, pisándolo para terminar de apagarlo.
- ¿O qué?. - Saqué mi celular de mi bolsillo. - ¿Me secuestrarás y matarás?.
- Claro que no, aunque si no te callas puedo reconsiderar lo del secuestro. - Elevó la comisura de sus labios.
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En otra sintonía
RomanceEN CORRECCIÓN. Un año de descanso lejos de los estudios y los conflictos familiares antes de ingresar a la universidad puede venirte bien, sobre todo cuando esas vacaciones incluyen al chico de tus sueños. Noah Lombardi tendrá las mejores experienci...