31 de octubre a las ocho de la noche, tirado en mi cama y con el teléfono adherido a mis manos como una maldita adicción. Estaba hablando con Víctor, quién me avisó que estaban por llegar a buscarnos. En la tarde habíamos ido a un restaurante que incluía juegos infantiles, todos centraron su atención en Emma el día de hoy, y para terminar de festejarlo, la acompañaremos a pedir dulces. Recuerdo la advertencia de ella, debíamos ir sí o sí disfrazados, no diría que me va muy bien con eso.
- ¿Estás listo?. - Espetó la pelicastaña al otro lado de la puerta. - ¡Quiero ver!.
- ¡Ya voy!. - Rodé los ojos y me vi rápidamente al espejo antes de abrir la puerta de mi habitación y toparme con la presencia de Lía.
- Te ves... - Se quedó boquiabierta. - Oye, olvidaría que eres mi amigo por esta noche y no sería precisamente un accidente.
- Cállate. - Desvié mi mirada, algo avergonzado. - ¿No crees que es algo infantil?.
- Noah, literalmente llevo alas de ángel en mi espalda. - Rodó los ojos. - No vengas a hablarme de disfraces infantiles cuando parezco un puto payaso.
- Pero te ves sexi. - Me crucé de brazos. - Yo parezco un maldito fanático de Spiderman que irá a pedir dulces.
- Cariño, eres fanático de Spiderman e irás por dulces. - Sacudió la cabeza, divertida.- Aparte, te ves increíble.
Volví a verme al espejo, el traje se adhería bastante bien a mi cuerpo, me puse mis lentes de contacto y centré por un minuto mi mirada en mí abdomen.
- Noah, te ves muy bien, en serio. - Aseguró. - Además, te marca bastante bien.
- Está bien, pero me aprieta mucho. - Espeté a regañadientes.
El traje hacía que la poca definición de mi abdomen se marcara, me hacía una cintura y un culo increíble, lo admito, mi entrepierna era el problema. No se nota nada, mi problema es que aprieta mucho en esa zona.
- La belleza cuesta y duele, querido Lombardi. - Dramatiza mientras se dirigía a la cocina.
- Qué frase de mierda. - Protesté mientras le seguía el paso.
- Se ven hermosos. - Espetó Beatrice, con una sonrisa inmensa. - ¿Puedo sacarles fotos?.
- Tía. - Ladeé mi cabeza y fruncí levemente mi ceño.
- Sólo una. - Suplicó.
- Sólo una. - Repetí en un suspiro.
Jean trae un disfraz de vampiro, mientras que Lía lleva puesto un vestido blanco con escote y una falda que le llegaba justo arriba de las rodillas, lo acompaña con unas medias de red del mismo color, maquillaje que le tardó horas, un par de alas que adhirió a su cuerpo con alambres transparentes al igual que su corona dorada, el vestido también tenía detalles de ese color al igual que sus botas, las cuales se las prestó Rose, quien iría disfrazada de lo contrario de lo que iba vestida Lía.
- ¡Sólo una más!. - Dijo mi tía tras ensanchar su sonrisa.
- Es suficiente. - Rodé los ojos.
- Listo. - Dejó su teléfono aún lado y besó nuestras mejillas mientras fruncía su ceño, llegará el sermón de antemano. - Nada de alejarse del grupo, irán todos juntos. Los dulces verificarán que estén completamente cerrados e irán por donde van todos los demás que estén pidiendo dulces, ¿de acuerdo?.
- Sí, mamá. - Esbozó Jean con una sonrisa en su rostro, le dije a Emma que le presentaría a mi primo, tienen casi la misma edad, podrían llevarse bien.
- Va especialmente para ti, Noah. - Enarcó una ceja.
- ¡Tengo dieciocho!. - Volqué los ojos.
- Y la idiotez cargando en tu espalda. - Agregó. - Cuida bien de Jean, por favor, y cuídense ustedes.
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En otra sintonía
RomanceEN CORRECCIÓN. Un año de descanso lejos de los estudios y los conflictos familiares antes de ingresar a la universidad puede venirte bien, sobre todo cuando esas vacaciones incluyen al chico de tus sueños. Noah Lombardi tendrá las mejores experienci...