- De verdad, si llegas a tardar un minuto más... - No pude terminar de hablar ya que la pelicastaña salió del baño de inmediato.
- ¡Ya voy, pesado!. - Puso los ojos en blanco.
- Pesada tú, llevas más de media hora preparándote.
- Pero me veo estupenda. - Añadió mientras agarraba su bolso.
- Te llevarás bien con Rose, son tal para cual. - Rodé los ojos y nos encaminamos hacia la salida.
Al llegar a la casa, Charlie nos recibió con una sonrisa amigable como de costumbre. Lía no tardó en emitir palabra, en tan solo dos segundos ya había entablado una conversación, mientras nos dirigimos a la sala de estar, el rubio no paraba de carcajear por cada palabra que mencionaba la pelicastaña. En el sofá se encontraban Alex y Rose peleándose mientras que Víctor tecleaba en su teléfono.
- Ellos son Alex, Víctor y mi hermana Rose. - Charlie sonrió de manera amigable como venía haciendo desde que Lía pasó por esa puerta. - Pido perdón de antemano por su molesta presencia.
- También te quiero, hermanito. - Volcó los ojos mientras que Alex le daba empujoncitos para pedirle más espacio en el sofá. - ¡Tú deja de molestar!.
- Pues déjame más espacio, que no es tan complicado, Stephie. - Frunció su ceño, pero no se compara a la cara de la rubia, quien lo miraba con un odio inexplicable.
- Retráctate o morirás. - Lo amenazó con su dedo acusador.
- ¿Stephie?. - Repitió Lía con una mueca de desagrado.
- Stephanie es su segundo nombre. - Añadió Charlie.
- Qué curioso, también es el mío. - Intentó sonreír, dejando de lado la mención de su nombre el cual le desagrada.
- ¿De verdad?. - Mencionaron Rose y Charlie casi al mismo tiempo.
- Sí, no estoy muy orgullosa de eso, la verdad... - Escondió un mechón detrás de su oreja y sonrió nuevamente.
- Ya me caes bien. - Espetó la rubia. - Ven, siéntate a mi lado.
Alex terminó sentándose en el suelo ya que Rose le cedió ese espacio a mi increíblemente sociable amiga. Mientras ellos se conocían yo debía buscar un sitio donde sentarme, había uno junto a Víctor, quien no levantaba la mirada de su teléfono aún, cosa que me desagradó, fué algo molesto ver que ni siquiera se dignaba a saludar. Mi idea no era hablarle primero, pero me tragué mi ego y me paré frente al pelinegro.
- Hola. - Espeté tras aclarar mi voz.
- Hola. - Repitió tras esbozar una sonrisa casi al instante en que levantó la mirada.
- ¿No pensabas saludar?. - Intenté hacer que sonara más simpático que pesado, pero no sé si funcionó como esperaba.
- Te extrañé. - Elevó la comisura de sus labios, logrando calmarme. Con una simple y estúpida sonrisa logra cambiar mi humor, eso sí que es molesto. - ¿Te sientas a mi lado?.
- ¿No saludarás a Lía?. - Dirigimos nuestras miradas hacia la manada de bestias que se encontraban peleando por un espacio en el sofá, con Charlie al lado.
- Creo que está bastante ocupada conociendo a nuestros queridos amigos, ¿no lo crees?. - Enarcó una ceja y luego volvió a centrar su mirada en mí.
- Creo que sí. - Elevé mis cejas, sorprendido por la rapidez con la que agarraron confianza.
- ¡Dejad de reírse!. - Rojo como tomate, no sé si por el enojo o por los nervios, mientras que las dos muchachas que le habían ocupado el sitio se reían a carcajadas como si fuesen amigas de toda la vida. - ¡Charlie, dile algo, tío!.
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En otra sintonía
RomanceEN CORRECCIÓN. Un año de descanso lejos de los estudios y los conflictos familiares antes de ingresar a la universidad puede venirte bien, sobre todo cuando esas vacaciones incluyen al chico de tus sueños. Noah Lombardi tendrá las mejores experienci...