Capítulo 6: "¿Curiosidad o interés?".

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Estaba tenso, todo mi cuerpo lo estaba. Estoy pasando la tarde con Rose, Alex y Emma, en casa del pelicastaño. Cuidaba de Emma mientras Víctor y Charlie se encargaban de hacer unas compras.

Me senté sobre el sillón de la habitación de Alex, el cuarto es absurdamente amplio. Tiene pósters en las paredes, una mesa de billar, una biblioteca pequeña con unas cuantas cómodas y una televisión acompañada de una ps4 y demás.

Su habitación estaba situada en el sótano de su casa, aún vive con su madre, lo cual no logro entender, ya que, no es como que se lleva de maravilla con ella.

- Por favor, chicos. - Protestó el español. - Bajad la voz.

- No seas tan amargado, Lele. - Rose puso los ojos en blanco.

- ¿Lele?. - Repetí y miré divertido a ambos.

- Es un apodo que le puse cuando era pequeña. - Sonrió. - Pero lo detesta, así que se lo repito siempre que puedo.

- Vuelves a llamarme así y te mataré, rubiecita. - La apuntó con su dedo acusador y frunció su ceño.

- Está bien. - Alzó los brazos en forma de rendición.

La madre de Alex, Lauren, lo llamó desde la cocina, por lo que el pelicastaño subió.

Emma estaba entretenida viendo videos en youtube, así que me decidí a mirarla mientras Rose me contaba anécdotas que tiene con Alex.

- Dime si tengo una idea equivocada, pero.. - Le dediqué una pequeña ojeada a la puerta de la habitación antes de continuar. - ¿Te gusta Alex?.

- ¿¡Qué!?. - Abrió sus ojos como platos y sus mejillas se ruborizaron al instante. - ¡Por supuesto que no!.

- Bien, bien. - Alcé mis brazos, divertido. - Sólo que los veo muy unidos.

- Es que somos mejores amigos. - Me aseguró, aún con sus mejillas rojas. - Además.. Víctor y tú han estado muy juntitos y yo no he dicho nada.

Ahora yo era el ruborizado. ¿Cómo demonios se le pasó eso por la cabeza?.

- No sé de qué me hablas, somos amigos. - Dije cortante, desviando mi mirada. - O eso creo.

- Por eso lo decía, porque son amigos. - Me miró confusa.

Tal vez yo malinterpreté sus palabras. Tal vez me precipité.

- ¿Por qué te pusiste rojo?.

- No lo estoy. - Le aseguré.

- Sí que lo estás. - Arqueó una ceja y una sonrisa maliciosa se plasmó en su rostro. - ¿Hay algo que debo saber?.

- ¡No!. Tampoco sé de qué me hablas, así que dejemos de hablar del tema porque parece que estás confundiendo las cosas. - Me levanté rápidamente del sillón.

- Está bien, cálmate. - Su sonrisa se amplió mucho más al notar mis nervios.

¿Qué insinúa?, ni que me pasara algo. Es completamente normal que me ponga nervioso hablar de este tema, me pongo nervioso por todo, esta situación solo es parte de ese “todo”.

- ¿De qué hablabais?. - Preguntó intrigado el pelicastaño mientras bajaba las escaleras para sentarse en el sillón.

- De lo muy cercanos que se volvieron Víctor y él. - Clavó sus ojos en mí, mientras yo le suplicaba con la mirada que cerrara la boca.

- Es verdad, se han juntado demasiado desde que se conocieron. - Dijo distraído. - Además, mejor por mí. Ya no lo soporto de mal humor como antes.

- ¿A qué te refieres?. - Pregunté, muerto por la curiosidad.

En otra sintoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora