Capítulo 28: "Aceptación".

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Pasó una semana desde que me dieron la peor noticia de mi vida, una semana desde que me sentenciaron a perder al amor de mi vida.

Con respecto a Emma, un juez tiene que intervenir, pero la idea principal es que la pequeña quede a nuestro cargo, a cargo de mi tía más bien, quien había tenido una charla larga con el pelinegro acerca de eso.

Los chicos iban seguido a visitarlo, Emma igual, yo también aunque me negaba a hablar del tema, Víctor no insistía pero la relación era extraña al estar evitando ciertos temas.

- Entonces, ¿dió negativo?. - Su rostro de preocupación es como una patada al alma.

- Sí. - Forcé una sonrisa.

La prueba de VIH me había dado negativo.

- Gracias a dios. - Esbozó en un suspiro.

En toda la semana me dediqué a verlo, intentar asimilar su imagen entre cables, su piel cada vez más pálida, sus ojos reflejando cansancio, su cabello alborotado y sus manos débiles.

- Noah. - Fijó sus ojos en mí, obligándome a verlo.

- Dime.

- ¿Qué pasa?. - Enarcó una ceja.

- Nada, tengo sueño. - Me excusé.

- Deja de mentir, lo haces mal. - Hizo silencio un momento. - Siempre que vienes a verme te me quedas mirando raro.

- Sonará estúpido, pero todavía no puedo asimilar las cosas. - Tomé una bocanada de aire.

- No es estúpido. - Frunció su ceño. - Pero aún estoy aquí.

- Siento que me obsesioné con tu despedida. - Mis ojos se cristalizaron. - No quiero dejarte ir.

- No quiero irme. - Se acomodó en la camilla, sentándose y me hizo lugar para que me sentara a su lado. - Ven.

Lo dudé un momento.

Me senté a su lado y lo abracé tan fuerte como pude, no soporté demasiado, las lágrimas salieron al instante.

- No quiero que te vayas. - Dije entre sollozos. - No podré sin ti.

- Sí podrás, sé que sí. - Sostuvo mi rostro con sus manos y nuestras frentes quedan una frente a la otra. - Te amo.

- También te amo. - Sin abrir mis ojos, sintiéndolo junto a mí.

- Todo saldrá bien, trepamuros. - No lo vi, pero sabía que había sonreído. - No tienes idea de lo feliz que me haces.

- Fue muy corto el tiempo. - Las lágrimas no paran de salir. - Nos quedan tantas cosas por hacer juntos.

- Tú las harás por los dos. - Sus ojos se cristalizaron. - No dejes que esto te frene, ¿está bien?.

- No podré sólo, mi vida no tendrá sentido sin ti. - Aún estando entre sus brazos, no lo sentía. Culpo a la seguridad inexistente que me recuerda que no lo tendré a mi lado por siempre, quisiera poder disfrutar de mis últimos abrazos, pero el no poder dejarlo ir, me lo impide. - Yo... No logro recordar cómo era mí vida antes de que llegaras.

Me acostumbré tanto a su esencia y presencia que ya no recuerdo cómo viví tanto tiempo sin él antes.

- No puedo irme si te veo así. - Una lágrima se deslizó por su rostro, es la primera vez que lo veo llorar de tristeza. - Quiero saber que estarás bien sin mí.

- No estoy listo, Víctor. - Me desarmé en sus brazos. - No estoy listo, no lo estoy, no lo estoy.

- Tranquilo. - Me abrigó entre sus brazos nuevamente, sentí sus lágrimas impactando contra mi cabeza, su mentón apoyándose sobre la misma y su corazón latiendo tan rápido como el mío. - Te amo como no tienes idea.

En otra sintoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora