- Te has hecho amigos muy rápido, Noah. - Mi madre esbozó una sonrisa frente al pelinegro, quien hizo lo mismo. - Ya saqué la pasta porque se iba a pasar, tienes el bol en la mesada de la cocina, ¿sí?.
- Gracias. - Murmuré a regañadientes mientras fulminaba a Beatrice con la mirada. Parecía estar más confundida que los demás.
- ¿Te ayudo con la salsa?. - Víctor me dedicó una mirada significativa y yo asentí.
- Yo los ayudo con los condimentos. - Espetó Lía.
Mi tía entretuvo a mi madre mientras que nosotros íbamos a la cocina a hacer tiempo para analizar la situación. Al pasar por la puerta, Víctor cerró la misma a sus espaldas.
- Okey, ¿Qué carajos hace tu madre aquí?, sin ofender. - Lía frunció su ceño.
- No tengo ni idea, nadie me dijo nada. - Escondí mi rostro en mis manos. - Esto será un desastre.
- ¿Se llevan mal o algo así?. - Espetó el pelinegro.
- No es mi persona favorita. - Le dediqué una sonrisa agria. - Perdón de antemano si dice alguna estupidez, de verdad.
- ¿Algo cómo qué?. - Enarcó una ceja.
- No dirá nada, tranquilos los dos. - Interrumpió la pelicastaña. - Iremos con la comida, nos sentaremos, comeremos y todos felices.
- Entonces no diremos nada sobre nosotros, ¿no?. - Me miró fijamente.
- No lo sé, depende que tan insoportable esté. - Espeté. - No quiero que te agobie con preguntas.
- Puedo soportarlo. - Esbozó una sonrisa inocente.
- No querrás, te lo aseguro. - Le aseguré mientras agarraba el bol con la pasta.
Los tres nos dirigimos al comedor nuevamente y dejamos la comida sobre la mesa para luego sentarnos en nuestros respectivos lugares, mi madre y yo estábamos uno enfrente del otro, cada uno en una punta, Víctor se sentó a mi lado, Lía al lado del pelinegro, frente a ellos estaban Beatrice, Jean y Emma. Mi madre obtuvo la atención parte del almuerzo, contó cómo fue su viaje, las demoras que hubo, su indignación, etcétera. Claro, hasta que centró su mirada en la próxima víctima: Víctor.
- ¿Y bien?. - Ladeó su cabeza con una sonrisa cínica. - ¿Dónde se conocieron?.
- Es amigo de uno de los chicos que conocí en el tour de la universidad. - Respondí con mi mirada fija en ella y mi ceño fruncido.
- ¿Lía también los conoce?. - Agregó la bruja.
- Sí. - Lía le dió un sorbo a su vaso de agua antes de que le hicieran alguna pregunta.
- Tú debes ser su hermana, ¿no?. - Sonrió de forma amigable cuando se dirigió a Emma. - Son muy parecidos.
- Sí, se llama Emma. - Espetó el pelinegro al ver que Emma no le respondía. - Es un poco tímida.
- No hay problema, la mayoría lo somos al principio. - Esa misma sonrisa se la dedicó a mí novio.
- No como tú, claro. - Murmuré por lo bajo.
- ¿Viven cerca de aquí, Víctor?. - Se metió un bocado de pasta a la boca.
- Un poco. - Bebió de su vaso. - Nunca le presté demasiada atención a la distancia, la verdad.
- Entiendo, ¿Qué edad tienes?.
- Veinte. - Tragó con dificultad la comida para responder cuanto antes. - Los cumplí a inicios de febrero.
- ¿Cómo vas en la universidad?. - Enarcó una ceja.
Ahí viene..
Mi tía y los demás estaban en silencio, disfrutando de la comida y soportando el cuestionario de Antonella.
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En otra sintonía
RomanceEN CORRECCIÓN. Un año de descanso lejos de los estudios y los conflictos familiares antes de ingresar a la universidad puede venirte bien, sobre todo cuando esas vacaciones incluyen al chico de tus sueños. Noah Lombardi tendrá las mejores experienci...