- El vodka es un asco. - Rose hizo muecas de desagrado. - La cerveza es mejor.
- Obviamente no sabes lo que es la buena vida, Rose. - Puso los ojos en blanco y le dió un sorbo a su vaso de vodka.
- Si van a empezar a pelear, me iré. - Protestó Charlie con una lata de cerveza en la mano. - De verdad, Alex.
Ambos rodaron los ojos y Lía se acercó tímidamente al rubio para invitarlo a bailar.
El bar era bastante tranquilo a comparación de otros.
Cómo si hubieses ido a muchos.
Alex y Rose se fueron a un costado a hablar mientras que la pelicastaña y el rubio bailaban junto al resto de personas desconocidas del lugar. Víctor estaba sentado en la barra junto a mí, estaba bebiendo cerveza y yo una copa de vodka. Habíamos estado intercambiando miradas y sonrisas hasta que el alcohol me hizo efecto e intenté sacarlo a bailar, este aceptó y lo sujeté de la camisa hasta guiarlo hacia el montón de gente, la vergüenza era algo que desconocía en ese entonces, sólo bailaba libremente junto a una horda de gente con litros de alcohol encima.
Horas después de estar bailando ambos nos dirigimos a la barra nuevamente, dónde me senté ya que me dolían los pies.
- Es increíble lo que te hace el alcohol. - Sacudió la cabeza mientras esbozaba una sonrisa.
- Sé que me arrepentiré. - Pedí una copa de vodka. El pelinegro sacó su teléfono y le respondió los mensajes a los padres de Charlie y Rose, quienes cuidaban de Emma. - ¿Están bien?.
- Sí, ella está dormida. - Sonrió de lado y bebió de su vaso de cerveza. - Los que creo que no están bien son Charlie y tu amiga.
- ¿Por qué lo dices?. - Enarqué una ceja y elevé mi voz un decibelio por el volumen de la música.
- Creo que andan en algo, pero no están seguros. - Apretó sus labios. - Deberían dejar de evitar el tema y hablarlo.
- No puedo decir nada. - Elevé la comisura de mis labios algo nervioso, yo hice exactamente lo mismo que ellos dos.
- Lo sé. - Sacudió la cabeza e hicimos silencio unos minutos, el pelinegro me analizó de pies a cabeza y esbozó una sonrisa, cuando separó sus labios para hablar, alguien lo interrumpió.
Una muchacha de metro sesenta, con un top negro y una falda blanca acompañada de unas medias de red y unos borcegos, linda sonrisa, ojos cafés y cabello lacio color miel.
- Hola, guapo. –Su acento es español–.
¿"Hola, guapo"?.
- Hola. - El pelinegro enarcó una ceja y dirigió su mirada hacia la muchacha. - ¿Puedo ayudarte en algo?.
- Podrías. - Enarcó una ceja y lo analizó detenidamente de pies a cabeza tras esbozar una sonrisa coqueta.
¿Y ésta qué?.
Fruncí mi ceño y apreté mis labios tanto como pude para no hacer una mueca de asco.
- Podrías invitarme un trago o dos. –Esa sonrisa otra vez–. -¿Qué dices?.
- ¿Por qué haría eso?. - Enarcó una ceja nuevamente y esbozó una sonrisa tras darme la espalda.
- Porque te veo sólo y yo también lo estoy. - Hizo un puchero desagradable.
- Los dos solitarios bebiendo una cerveza, ¿no?. - Mantuvo su ceja en la misma posición. - De todas formas, no estoy sólo..
Ay no..
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En otra sintonía
RomanceEN CORRECCIÓN. Un año de descanso lejos de los estudios y los conflictos familiares antes de ingresar a la universidad puede venirte bien, sobre todo cuando esas vacaciones incluyen al chico de tus sueños. Noah Lombardi tendrá las mejores experienci...