2/11/2022, el día de hoy cumplo diecinueve, no estoy muy emocionado por eso, me siento viejo. Mi profunda y dulce siesta fue interrumpida por nada más ni nada menos que la melodiosa voz de Lía, quién se lanzó sobre mí tras dar dos pasos en mi habitación.
- ¡Buen día, cumpleañero!. - Esbozó una sonrisa resplandeciente.
- El cumpleañero prefiere que le dejen diez horas más de sueño. - Esbocé con los ojos entrecerrados y mi ceño medio fruncido.
- Cállate, amargado. - Rodó los ojos. - Tu tía te preparó un desayuno espectacular.
- Lo huelo desde acá. - Elevé la comisura de mis labios.
Nos levantamos de un salto y nos dirigimos al comedor, dónde Jean y Beatrice estaban esperándonos para desayunar.
- Feliz cumpleaños, Noah. - Beatrice ladeó su cabeza con una sonrisa en su rostro.
- Gracias, tía. - Le dediqué la misma sonrisa. - Y gracias por el desayuno, huele delicioso.
- Tu primo ayudó mucho. - Sacudió la cabeza hacia Jean, quién me sonrió.
- ¿Cuántos cumples?. - Espetó el pequeño.
- Diecinueve. - Dije sin muchos ánimos antes de darle un bocado a las tostadas con mermelada.
- Tu madre no tarda en volver. - Agregó Beatrice.
- Qué emoción. - Murmuré.
- Tu padre llamó anoche, a las doce. - Mi tía me miró fijamente. - Deberías llamarlo, quiso saludarte pero dormías.
- Lo haré más tarde, gracias. - Respondí.
Minutos más tarde, Antonella apareció en el comedor y besó mi mejilla cuando pasó detrás de mí, se sentó en una silla para acompañarnos a desayunar y comenzó a preguntar.
- ¿Qué harás el día de hoy?. - Esbozó una sonrisa delicada. - ¿Saldrás con tus amigos?.
- No lo sé, creí que saldríamos todos nosotros, como de costumbre. - Ahogué un suspiro sin dirigirle la mirada.
Nunca fuí de hacer algo por mi cumpleaños, no tenía la oportunidad ya que mi madre se encargaba de invitar a la casa a parientes desconocidos sin mi consentimiento para que me deseen una buena vida, un feliz cumpleaños y dos palmaditas en la espalda. Además, no he hablado con los chicos sobre mí fecha de cumpleaños, no preguntaron y yo no les dije nada, supongo que nunca salió hablar del tema.
Sobre mi madre, hemos hablado las cosas y quedamos bien, supongo que las peleas nunca dejarán de existir pero al menos dejamos en claro ciertas cosas.
- Si no quieres, puedes irte con tus amigos. - Espetó la rubia con una ceja enarcada. - En la noche podríamos salir a cenar todos juntos, hasta puedes invitar a tu novio.
- Supongo que sí. - Elevé mis hombros con indiferencia y fijé mi mirada en Lía, quien estaba igual de confundida que yo.
Al terminar de desayunar, llamé a mi padre quien me atendió de inmediato, me daba pena en cierto punto ya que Antonella lo había dejado sólo en Italia. Me felicitó por Víctor, supongo que mamá le contó, luego de eso hablamos un poco más y nos despedimos.
Llegadas las dos de la tarde, Lía me obligó a cambiarme para salir con los chicos, quienes nos esperaban en el centro. Al salir nos dirigimos hacia el parque, en el camino nos reímos por las idioteces que pensábamos al mismo tiempo. Lía siempre fue la única persona con la que disfruté pasar el tiempo, no sólo en mi cumpleaños, pero ahora que tengo a los chicos, siento que puedo dejarla respirar un poco más, sé que ella no lo piensa así, pero en mi cabeza y realidad, así lo siento. Al llegar, noté la presencia de Charlie, Rose, Víctor y Alex a pocos metros, Rose corrió a abrazarme con una sonrisa en su rostro.
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En otra sintonía
Roman d'amourEN CORRECCIÓN. Un año de descanso lejos de los estudios y los conflictos familiares antes de ingresar a la universidad puede venirte bien, sobre todo cuando esas vacaciones incluyen al chico de tus sueños. Noah Lombardi tendrá las mejores experienci...