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-Pero que hijo de la gran...-dice mientras mira como se aleja del lugar

-¡Melody!- dice el rubio - ¿No te fue tan bien con el payasito? Es difícil- dice riéndose mientras abrazaba a la chica

-¡Cállate! Cuestión de tiempo, ahora llévame a mi casa - dice resoplando y comenzando a caminar rumbo a la salida.

A la mañana siguiente llegaste hasta el remolque, mientras en tu cabeza ibas recordando todo el discurso que le dirías al ojiverde al entrar, él ya estaba ahí sentado con su celular, te miro de reojo y volvió a lo que estaba haciendo.

-Buenos días Bill- dices mientras comienzas a sacar todos tus instrumentos de trabajo, él ni siquiera te mira y mucho menos te contesta

-¿Puedo comenzar?- dices temerosa, este solo te ve con mala cara

-¿Pues para eso estoy aquí no?- te pone los ojos en blanco y suspira

Tus ojos se llenan de lagrimas, pero las cortas al instante, el ojiverde se da cuenta pero no dice nada y sigue atento a su celular, te sientes como si de nuevo estuvieran comenzando, trataste de terminar lo más rápido posible pues la tensión que se sentía era mucha, cuando por fin estuvo listo, se paró de inmediato y se quedó lejos de ti

-Oye Bill... quiero hablar de lo ayer- dices casi en un susurro

-Solo fue un beso- dice cortante y sin prestarte atención.

En eso entran las chicas encargadas del vestuario y ves como deja su celular y les saluda y sonríe; agachas la mirada y puedes sentir como tú corazón se rompe, el ya ni siquiera quería dirigirte la mirada.

Durante el resto de la semana no tuviste el valor suficiente para poder enfrentarlo y decirle la realidad de las cosas, cada día que pasaba era más insoportable, le quedaba tan bien, ya era Viernes y se supone que al día siguiente tendrían su cita pero así como veías las cosas no sería posible; no si no hablabas con el, estabas esperando a que llegara, había comenzando a llover un poco y para mala suerte no traías tú paraguas, fuiste sacada de tus pensamientos, pues sonó el celular:

-¿Mamá? ¡Hola!, que gusto saber de ti-dices animada mientras te sientas en la silla del chico dándole la espalda a la puerta
*¡Cariño qué gusto oírte! Es que si yo no te hablo, tú no lo haces...*
-Lo siento, realmente eh estado muy ocupada, el trabajo me agota - "Y también Bill" piensas
*Me imagino que si, pero cuéntame cómo te ha ido, ¿cómo estás? ¿Tus compañeros te tratan bien?*

Sueltas una carcajada sarcástica
-Lo normal mamá, pero estoy bien- dices con un poco de tristeza a lo que ella lo nota.
*¿Que pasa? ¿Quien te hizo algo? Mira que ahorita voy y tomo el primer vuelo*
-Nadie me hizo nada mamá, yo lo he arruinado con un chico, me gusta demasiado y...nos besamos... pero cuando él quiso hablar de eso, yo y mi bocota, le dije que no era nada cuando claramente fue mucho- dices apenada mientras subes los pies a la mesita para estar más cómoda
*Siempre has sido así hija; nunca piensas lo que dices... pero si de verdad ese muchacho te gusta, solo díselo, abre tu corazón hija, calla a tu mente y deja que el corazón hable, nunca te quieres atrever mi niña pero es bueno dejarse llevar, en una de esas, es el amor de tu vida*
-Supongo... mamá te tengo que dejar ya, trabajaré, hablamos después- cuelgas de inmediato y te quedas pensando.

Esas palabras retumban en tu mente "atreverse" recuerdas la canción que Bill te canto en el karaoke donde te pedía exactamente lo mismo, pero es que la verdad te costaba demasiado trabajo abrir tu corazón, de repente escuchas como el chico hace sonar su garganta para que te des cuenta que está ahí parado, volteas a verlo rápidamente lo que hace que te caigas de la silla.
Lo siguiente que ves es su cara frente a la tuya mientras te ayuda a pararte de nuevo, no sabes cuánto tiempo lleva ahí y si escucho la conversación, te quitas y lo dejas que se siente. Él está un poco mojado debido a la lluvia, te acercas y comienzas con tu trabajo.
Al terminar el se levanta para poder cambiarse, tus nervios están al cien, en eso sale y se quedan mirando por unos segundos estaba a punto de salir del remolque pero lo tomas del brazo y el voltea confundido

Bill Skarsgård y tú • Una historia sin fin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora