8

1.6K 104 15
                                    

El fin de semana pasó volando. No les conté a Rebeca y Sara que había bloqueado a Damiano, pero sí que había estado mensajeándome con Lucas. Tampoco hablamos de nada en concreto, nos preguntábamos que qué tal nos había ido el día y elogiaba mi novela. Me dijo que le gustaba muchísimo el final, cosa que me sorprendió porque acababa de manera trágica, pero supuse que simplemente no utilizó una palabra más adecuada debido a la inmediatez de los mensajes. Rebeca me recordó varias veces durante el sábado y el domingo que no le gustaba que hablase tanto con Lucas, pero yo hacía oídos sordos, no me gustaba que se metiesen en mi vida, aunque sabía que se preocupaba porque me quería.

El lunes y el martes continuamos con las grabaciones en plató, así que veía a Lucas en todo momento, pese a que ambos estábamos trabajando y no pudiésemos hablar, siempre encontraba un hueco para mirarme y sonreírme. En los descansos tampoco conversábamos mucho, ya que eran cortos porque íbamos mal de tiempo con las escenas y nos limitábamos todos a engullir la comida y continuar con el rodaje. Aunque de vez en cuando me enviaba mensajes absurdos o alguna foto suya de aquel momento haciendo caras graciosas, y yo sonreía como una idiota.

El miércoles fue más tranquilo, solo tuvimos rodajes por la mañana, así que después de comer debíamos seguir trabajando cada uno en su mesa en los siguientes planes de rodaje, que ya serían en exterior y tendrían lugar en unas semanas.

— ¡Chicas! —Gritó Roberto, entrando por la puerta de las oficinas—. Reunión, ¡ya!

Bajamos todos a la sala de reuniones mientras conversábamos por las escaleras. Una vez entré, me encontré a un Lucas sonriente que me señalaba el asiento que estaba libre a su lado, yo le sonreí y asentí con la cabeza acercándome a él. Rebeca y Sara se situaron detrás de nosotros.

A los pocos segundos entraron los italianos por la puerta y todo el mundo estaba expectante, pues solo podía significar una cosa: un nuevo tema.

— ¡Nueva canción! —Gritó Ethan, nada más entrar.

— ¿Con la que estabais cuando te encontré en la sala de descanso? —Pregunté, mirando a Victoria.

— No —respondió la bajista—. Damiano quiso probar con el tema final y la hemos hecho y grabado en un par de días. Bueno, lo han hecho. —Señaló al cantante y al guitarrista.

— Sí, cuando a Damiano se le mete algo en la cabeza, no hay quién se lo saque —Rió Thomas—. Es en acústico, no hay bajo ni batería que nos acompañe.

Yo me quedé algo desconcertada, pero no le quise dar muchas vueltas. Todo el mundo se quedó en silencio esperando escuchar. Damiano se acercó con el pen y pulsó el play sin esperar ni un segundo.

Los acordes de la guitarra sonaron y la voz de Damiano los acompañó casi al mismo tiempo.

The touch of an angel

the taste of a drug

the look of a stranger

who's asking too much

El cantante me miraba con semblante serio y me sentí extremadamente incómoda, así que me intenté recomponer en la silla y Lucas, al darse cuenta, puso una mano en mi rodilla y me sonrió. El italiano apartó la mirada con una expresión de enfado que intentó ocultar, pero yo le estaba mirando a él, y no a Lucas.

I swear to God

that from tomorrow

there will be no more pain

i will cancel your name

from each one of my songs

— Tía...—Me susurró Rebeca a mi espalda.

Bed of roses · Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora