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¿En qué momento me había rendido ante las insistencias de Rebeca y Sara y había accedido a venir a la cena? Pero sobre todo, ¿en qué momento había dejado que Damiano se sentase a mi lado?

No conocía la respuesta a ninguna de esas dos preguntas, solo sabía que estaba esperando los entrantes mientras me bebía un vaso de sangría intentando estar lo más de lado posible para darle la espalda a Damiano sin que nadie lo notase mucho.

- No bebas tan deprisa, que acabamos de empezar. - Me dijo Rebeca, que era a quien tenía a la derecha.

No sabía por qué, pero estar cerca de Damiano me ponía muy nerviosa. Debería provocarme animadversión, es decir, me caía mal, lo encontraba altivo y odiaba esa actitud chulesca que tenía conmigo, pero aun así, era capaz de ponerme nerviosa y encima aquella noche estaba especialmente atractivo, con esos ojos ahumados y el pelo algo engominado, dejando caer algún mechón por su frente.

Intenté no mirarle durante la cena, pero me era imposible ya que notaba sus ojos clavados en mí en todo momento, era consciente de que me estaba escaneando todo el tiempo, pero pude disfrutar de la conversación con todo el equipo y con Ethan, Thomas y Victoria, que los tenía enfrente y llevaron la voz cantante en más de un tema del que hablamos durante aquel tiempo.

La cena duró bastante, como todas las "cenas oficiales", siendo tanta gente siempre se alargaba todo de más. Cuando estábamos por tomarnos los postres me había enfrascado en una conversación con Ethan sobre la existencia del ser, la verdad que ese chico era bastante intenso, pero, a quién vamos a engañar, yo también lo era, así que disfrutaba mucho hablando de esos temas.

Todo el mundo charlaba bastante alto, pues se habían creado varias conversaciones a la vez y éramos una mesa enorme. Sara y Rebeca estaban hablando y riendo con Victoria y Thomas, creí escuchar que estaban contando anécdotas de aquel concierto suyo al que ellas fueron y yo no.

Me percaté de que Damiano estaba hablando con Ana, la ayudante de dirección, pero más bien estaba haciendo como que la escuchaba, se le notaba en la cara que estaba aburrido. Me alegré.

Cuando estábamos acabándonos la última copa, yo seguía hablando con Ethan y escuché un golpe en el suelo, justo a mi lado y de repente vi como Damiano se me venía encima y comenzaba a buscar aquello que había sonado en el suelo, muy cerca de mis piernas desnudas. Demasiado cerca. Me dio un escalofrío y pegué tal bote que todos mis compañeros se giraron hacia mí y me miraron muy extraño. No los culpo, estaban observando cómo Damiano desaparecía entre mis piernas.

Noté su cara peligrosamente cerca de uno de mis muslos, tanto, que pude notar su respiración caliente contra mi piel, y pegué otro bote en la silla.

- ¿Qué cojones? - Dijo alguien, riéndose.

- ¡Id a un hotel! - bromeó otra persona.

Damiano se levantó riéndose mientras rozaba con disimulo mi pierna, desde el tobillo hasta el borde de mi vestido en mitad de mi muslo.

- ¡Más quisiera! - gritó Damiano al levantarse, entre carcajadas. - Se me había caído el móvil.

- ¿Nos vamos ya? - pregunté molesta, mientras me recomponía en la silla.

Fuimos andando hasta el local. Todo el mundo se reía y conversaba, mientras que yo iba delante de todo el mundo sin hablar. Estaba enfadada, ¿quién cojones se creía?

Tuvimos que irnos al reservado grande de la discoteca, ya que al venir Victoria, Ethan, Thomas y Damiano, no podíamos estar en la pista normal, por lo que teníamos toda una parte del local para nosotros solos, con nuestra propia barra y nuestro propio servicio.

Bed of roses · Damiano DavidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora