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Han pasado cinco días desde que vi a Lee Minho por última vez.

Hyunjin sigue frecuentando semidesnudo la casa de Felix, pero sabe que no debe mencionarme a Minho, de modo que calla y mantiene la distancia conmigo. Mi presencia debe de resultarle incómoda en estos momentos.

Ni siquiera he pensado en La Mansión ni en lo que representa. Prácticamente ha perdido toda importancia. Al parecer, que Minho hubiera vuelto a beber fue culpa mía. Arrastrando las palabras me recordó que ya me había advertido de que habría graves consecuencias si lo dejaba. Y es verdad, lo había hecho.

He tenido suerte de haber esquivado las posibles preguntas de Chan respecto al proyecto del señor Lee . Cuando una suma de cien mil millones de wones apareció en la cuenta bancaria de Qri Union por cortesía del señor Lee me sentí inmensamente agradecido.

Con tanto dinero pagado por adelantado podía decirle a Chan que el señor Lee había tenido que marcharse al extranjero por una cuestión de negocios y que eso retrasaría el proyecto. Sé que tendré que hacer frente a este tema, pero ahora mismo no tengo fuerzas, y no sé cuándo lograré reunirlas.

El pobre Felix se ha estado esforzando mucho para sacarme de este agujero negro en el que me he metido. Ha intentado mantenerme ocupado llevándome de copas y decorando pásteles, pero como mejor me siento es pudriéndome en la cama. Viene a comer conmigo todos los días, aunque yo no tomo nada. Bastante me cuesta limitarme a tragar sin tener que pasar comida a través del nudo constante que tengo en la garganta.

Apenas duermo, así que obligarme a salir de la cama a las cinco de la mañana todos los días es relativamente fácil.La mañana es tranquila y fresca. Me dirijo al punto del Parque donde me desplomé, exhausto, la mañana en que Minho me arrastró por las calles de Seúl en una de sus agotadoras maratones. Me quedo sentado, arrancando briznas de césped cubiertas de rocío hasta que tengo el trasero dormido y empapado, y entonces me dispongo a regresar sin prisa y me voy preparando para sobrellevar otro día sin Minho.

¿Cuánto tiempo podré seguir así?

Mi hermano, Jihyun, vuelve mañana a Seúl tras visitar a mis padres en Malasia. Debería estar deseando verlo, han pasado seis meses desde que se marchó, pero ¿de dónde voy a sacar la energía para fingir que todo va bien? Y con la llamadita de Bangchan a mi madre para informarla de que estaba saliendo con otro hombre, probablemente me espera un interrogatorio. Yo le dije que no era verdad (lo era en aquel momento, ahora ya no), pero conozco bien a mi madre y sé que no me ha creído, a pesar de que desde el otro extremo de la línea telefónica no podía ver cómo jugueteaba con mi dedo. ¿Qué iba a decirles? ¿Qué me había enamorado de un hombre de quien no sé ni la edad que tiene? ¿Qué regenta un club sexual y que, ¡ah, sí!, es alcohólico?. Excusarme diciendo que tenía trabajo fue bastante lamentable, así que no me cabe la menor duda de que mañana Jihyun me someterá a un tercer grado de preguntas. Será el interrogatorio más exhaustivo al que me hayan sometido jamás.

De repente, mi móvil empieza a sonar y a vibrar sobre el escritorio, eso me obliga a salir de mi ensoñación. Es Cho Sooyoung Suspiro para mis adentros. Esta mujer también me está suponiendo todo un reto. Llamó el martes y me exigió que le diese cita para el mismo día. Le expliqué que estaba ocupado y le sugerí que tal vez podría atenderla otra persona, pero ella insistió en que me quería a mí. Al final se conformó con la cita que le di, que resulta ser hoy, y me ha estado llamando todos los días para recordármelo.

-Hola, señorita Cho -la saludo con hastío.

-Jisung, ¿Qué tal?

Siempre lo pregunta, lo cual es bastante agradable, supongo. No le digo la verdad.

-Bien, ¿y usted?

-Bien, bien -gorjea- Sólo quería confirmar nuestra cita.

Otra vez. Qué pesada. Debería cobrar más por aguantar estas cosas.

ManiacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora