—Te quiero.
Me despierto aturdido en la oscuridad y me froto los ojos mientras me incorporo en la silla. Tardo unos instantes en darme cuenta de dónde estoy pero, cuando empiezo a centrarme, veo a un hombre guapo en cuclillas delante de mí.
—Hola —susurra apartándome un mechón de la frente. Miro el amplio espacio a mi alrededor tratando de despertarme.
—¿Qué hora es? —pregunto, somnoliento. Me da un beso en la frente.
—Medianoche.
¿Medianoche? He dormido como un lirón y podría quedarme frito de nuevo, pero me despierto del todo cuando el escalofriante sonido de un tono de móvil apuñala el silencio.
—¡Por Dios! —protesta Minho.
Coge con furia el móvil de la mesita de café y mira la pantalla. ¿Quién será a estas horas?
—Changwook... —saluda con calma por el teléfono— ¿Por qué?—Me mira.
—No, no pasa nada... Sí... Dame media hora.
Cuelga.
—¿Qué ocurre? —pregunto, ya despierto del todo.
Se pone los zapatos y se dirige a la puerta. Es evidente que no está contento.
—Problemas en La Mansión. No tardaré.
Y tal cual desaparece por la puerta.
Así que estoy despierto, son más de las doce y Minho acaba de irse en plena noche.
¿Cómo va a conducir con una sola mano? Me siento en la silla como un muñeco roto y especulo sobre qué habrá podido suceder en La Mansión que sea tan urgente.
Ay, no... Felix está allí.
Corro a la cocina y agarro mi móvil para llamarlo pero no contesta. Lo intento varias veces y no obtengo respuesta, y con cada llamada me preocupo más aún. Debería llamar a Minho, aunque parecía estar bastante enojado. Doy vueltas arriba y abajo, me preparo un café y me siento en la isleta de la cocina, llamando a Felix una y otra vez. Si mi coche estuviera aquí, ya estaría de camino a La Mansión. ¿De verdad? Bueno, es fácil decir que iría para allá, especialmente cuando no tengo forma de ir.
Después de dar vueltas por el ático durante una hora sin parar de llamar a Felix, me rindo y me voy a la cama. Me hago un ovillo entre las sábanas suaves y esponjosas del cuarto de invitados.
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—Eres hermoso.
Abro los ojos y veo a Minho junto a la cama. Estoy entre el sueño y la vigilia y mi boca no responde. ¿Qué hora es y cuánto tiempo ha estado fuera? No tengo ocasión de preguntar. Me coge en brazos y me lleva a su habitación.
—Tú duermes aquí —susurra mientras me deposita en su cama. Siento que se acuesta detrás de mí y me aprieta contra su pecho.
Si no estuviera tan contento le haría preguntas, pero no digo nada. Mi cabeza descansa sobre la almohada y el calor de Minho me envuelve. Me duermo otra vez.
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—Buenos días.
Abro los ojos y el embriagador perfume de agua fresca y menta me clava en la cama. Mi cerebro consciente está intentando desesperadamente convencerme de que me revuelva y me libere, pero mi cuerpo bloquea todas las instrucciones sensatas que envía el cerebro.
—Necesito hacerlo —susurra apretándome la mano y tirando de mí hasta que estoy sentado.
Coge la esquina de mi camiseta y tira de él hasta que me la quita por encima de la cabeza. Me besa el pecho y una caricia suave con la lengua llega describiendo círculos hasta mi garganta.
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Maniac
Teen FictionJisung decide alejarse de Minho tras descubrir un secreto. -Hannie, solo te pido una oportunidad, por favor...Siento que moriré si no te tengo al lado. Era su punto de inflexión para decidir quedarse o irse.