── eres un enigma; nadie entiende realmente quién eres. supongo que por eso nos hemos juntado. mientras tú eres la pregunta, yo soy la respuesta. ❜
original de -elysianwriter
traducido por lueaxwin
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CAPÍTULO DIEZ asterope
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A Eve le cuesta abrir los ojos por la mañana. El agotamiento pesaba sobre su cuerpo como una serie de pesos, obligando a sus párpados a cerrarse cada vez que intentaba abrirlos. Si a esto le sumamos la luz que salía por su ventana, la lucha se agravaba.
Sus manos se levantan –sintiéndose simplemente pesadas con su despertar– para sólo chocar contra su cara, frotándose los ojos. Al hacerlo, aparecen manchas en su visión, pero tras unos parpadeos y un sonido que sale de su garganta similar al croar de una rana, desaparecen en el aire. Su nariz respira el aroma de las viejas velas con olor a galletas de azúcar y el tenue olor a café.
La vida se serena. Entonces, los recuerdos de la noche anterior reaparecen en su mente y toda la vida vuelve a ser miserable. Bueno, tal vez no miserable, sino más bien confusa.
Mirando a su izquierda, Eve encuentra a Milo dormido, con el cuerpo hecho un ovillo. Su discusión de la noche anterior no duró mucho, pero al menos con el poder no sólo de sus palabras sino de una cantidad decente de sueño lavó su culpa. Su conciencia empezaba a aceptar que su discusión era algo que debía ocurrir.
Claro, se sentia como si tratara a Darcy como a un niña pequeña, pero era necesario. Aunque tuviera quince años, Darcy tenía que ser madura. Jordan, en algunos casos, era más madura que ella.
Las protuberancias surgieron en cada parte de su piel cuando se quitó las mantas para dar la bienvenida al aire frío. La nieve estaba pegada a su ventana, adherida al cristal como un chicle en la suela de un zapato. Al observar más de cerca, Eve puede ver los siete centímetros de nieve con los que Forks fue bendecido.
—¿Es bonito? —Una voz repentina y aturdida entra en la atmósfera. Girando su cabeza hacia atrás, Eve puede ver que Milo está despierto ahora. Seguramente se ha despertado al salir ella de la cama—. La nieve, quiero decir.
—La nieve es bonita... y peligrosa a veces, —afirma ella, sonriendo por el aspecto de zombi de su amigo— ¿Quieres desayunar? Seguro que podemos hacer unos huevos y unas tostadas.
