CAPÍTULO CUARENTA Y TRES

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CAPÍTULO CUARENTA Y TRESascela

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CAPÍTULO CUARENTA Y TRES
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Cuando Eve abrió los ojos a la mañana siguiente, casi le dio un ataque de pánico. La cama en la que yacía –con las mantas enredadas alrededor de sus piernas desnudas y la cabeza hundida en una almohada blanda y gruesa– no era la suya. Además, su ropa no era la misma que llevaba antes, ya que sobre su figura había una enorme camiseta negra y sus pantalones estaban ausentes, aunque puede sentir que le quedan las bragas. No sólo eso, sino que la habitación en la que se encontraba estaba tan fría que juraba que sus dedos habían perdido sensibilidad y, al jadear como lo hace ahora, podría jurar que su aliento salía en una densa nube.

Sin embargo, mientras parpadea rápidamente, procesando todo lo que la rodea, escucha un delicado ronquido a su lado y, con movimientos rígidos y mesurados, Eve se levanta y mira a su lado, encontrando a Paul dormitando. Todo el pánico se desvanece, estaba a salvo. Ella estaba bien. Mientras Paul estuviera aquí, podía confiar en que estaba en buenos brazos. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba en la cama de Paul y que tenía que ir al baño inmediatamente.
 
Así que, deslizándose fuera de las mantas y saltando del colchón, la joven se aventuró a salir de la habitación y dirigirse al cuarto de baño. Afortunadamente, Paul tenía cepillos de dientes de repuesto debajo del lavabo junto a un cepillo de pelo que aún estaba dentro de su envoltorio, y así, Eve los utilizó sin pensárselo dos veces. Se hizo una trenza despeinada y se aseguró de que su aliento no olía fatal. Estaba a punto de volver a entrar en el dormitorio cuando la puerta se abre de un tirón y Paul, cansado y de aspecto sombrío, sale. Eve grita del susto.

—¡Dios! —Jadea, pasándose una mano por donde tiene el corazón acelerado—. Me has asustado.
 
—Lo siento, —murmura, deslizándose junto a ella para dirigirse al baño—. Tengo... tengo que mear...
 
Sus pies la guían hacia la cama donde se entierra bajo las mantas, frotándose apresuradamente los ojos con las manos. Todavía estaba perdida en cuanto a por qué estaba aquí, pero cuando su mano revolotea por la cama, localizando su teléfono, lo abre para encontrar un mensaje de su madre.

CATCH THE STARS ━━ paul lahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora