CAPÍTULO OCHO

1.2K 143 4
                                    

CAPÍTULO OCHOkaus borealis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO OCHO
kaus borealis

CAPÍTULO OCHOkaus borealis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Aunque Eve era una chica con talento, que triunfaba en todas sus clases y mantenía su nota media en un perfecto cuatro coma cero, simplemente no podía entender las lecciones que le habían enseñado desde el jardín de infancia. La pelirroja estaba sentada dentro de la habitación de Devin Ateara; su alfombra rasposa le irritaba la piel mientras se recostaba, leyendo por encima el libro que le habían asignado. Era un libro de Clifford porque, por supuesto, Devin adoraba al gran perro rojo como si fuera su ídolo.

Lo cual no estaba muy lejos de la verdad. Sin embargo, lo que le molestaba era que Devin tuviera que hacer una historia propia basada en el libro que había elegido.

Frunciendo las cejas, pasó la mirada entre el libro y Devin, que sorbía su jugo de manzana como un sediento en el desierto. —¿Y esto es para el jardín de infancia? —Tiene que volver a preguntar porque cada vez que lo hace, más desconcertada se queda. Sólo era así de pequeño y les asignaron un proyecto que ella recuerda haber hecho en quinto curso.

Sentándose y dejando que sus largos y ondulados mechones fluyan por su espalda en un desastre encrespado, tira el libro a un lado y suspira.
—Bueno, —empieza, frotándose los ojos—, ¿qué tenemos hasta ahora?

Devin, que coloca su jugo a un lado, se inclina hacia adelante para agarrar sus pequeñas manos en su papel. —Clifford tiene una... una... ¿qué es esta palabra? —Su dedo golpea la palabra y ella tiene que luchar para no gritar en voz alta. El trabajo de niñera le gustaba, pero a veces lo único que quería hacer era meter la cara en una almohada y gritar como una banshee.

Aun así, con la esperanza de no disgustar al niño, fuerza una sonrisa y le explica la palabra. —Nave espacial. Clifford... tiene una nave espacial. —Oh, los niños y su imaginación. Como adolescente, quiere que él profundice en cómo Clifford ha conseguido la nave porque así es como ella escribe. 

Así era simplemente Eve; en algunos momentos, quería que algunas partes de la vida fueran a su manera. No era de las que se tomaban bien las críticas y no era de las que siempre permitía que los demás la alejaran de sus objetivos.

CATCH THE STARS ━━ paul lahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora