CAPÍTULO VEINTIDÓS

652 85 2
                                    

CAPÍTULO VEINTIDÓSaquila

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO VEINTIDÓS
aquila

Eve se despertó al día siguiente con ganas de disculparse con la familia Cullen. Instantes después de abrir los ojos y mirar fijamente a su brillante ventana pintada con carámbanos, le vinieron todos los recuerdos de la noche anterior. Se puso rápidamente ropa pesada y cogió su bicicleta para dirigirse a la residencia de los Swan.
 
Sabía que Bella estaría allí, con suerte. Con los Cullen de vuelta, ella también podría estar allí y Eve necesitaba saber dónde estaba la familia. No podía pasar otro día sin disculparse no sólo por haberlos abandonado, sino por haberle gritado a una de sus hijas. 
 
Las carreteras estaban resbaladizas, pero Eve se las arregló para mantenerse firme sobre su bici. Gira por una calle y sus ojos localizan la casa de los Swan, que le resulta familiar, antes de girar bruscamente a la izquierda y conducir hasta la entrada para aparcar a escasos centímetros de las escaleras que conducen a la puerta principal.
 
Baja el caballete de una patada y sube corriendo los escalones para detenerse antes de llegar al primero, porque en el porche, con una sonrisa de lo más cortés, estaba nada menos que Edward Cullen. Su cabello pelirrojo era un poco más oscuro que el de Eve, y sus ojos ámbar se iluminaron con una pizca de sorpresa al ver la prisa que tenía.
 
—N-no te había visto, —balbuceó Eve, dando un paso atrás para quedar de nuevo en la calzada—. Yo, eh...
 
Sus labios se tuercen hacia arriba mientras una ronda de risitas fluye de él. —Tus pensamientos son ruidosos, —explica, para que sólo sus labios se muevan hacia sus pies—. Estás ansiosa por ver a Bella.
 
—Yo-
 
—No habría esperado que otra alma se enterara, —divaga Edward, metiendo sus pálidas manos en los bolsillos de su pantalon gris marengo—. Más bien que se enteraran tres. Quiero decir, Bella es una chica lista y curiosa y yo diría que tú no eres diferente, Eve. Tu amiga la chica de La Push conectó los puntos rápidamente y supongo que eso es culpa de su educación. Siempre intentan insinuarnos de una forma u otra y, la mayoría de las veces, nos retratan peor de lo que nos vemos a nosotros mismos.
 
Al quedarse completamente muda, Eve sólo puede observar cómo continúa su discurso. No parecía disgustado, sino más bien sorprendido de que alguien se enterara y tan rápido. Pero también lo que hizo que sus labios se entreabrieran y sus cuerdas vocales se congelaran fue la mención de sus pensamientos en voz alta.
 
No sólo su hermano era adivina, ¡sino que él era el siguiente en la lista para ser el Profesor X!
 
—También podría haber sido el chico con el que has salido, —murmura y sonríe justo cuando Eve se imagina a un chico en particular—. Paul: tu Impronta. No hay duda de que habría dicho algo sobre nosotros para aumentar su mezcla de asegurarse de que estás protegida de cualquier cosa.
 
—¿Perdón? —Después de un minuto de contener su voz, se libera— ¿Lo conoces?
 
El chico de pelo bronce se encoge de hombros. —Sólo lo que puedo sacar de tus pensamientos. —De nuevo con la fuerza de sus palabras, sus labios se abren y su voz se va—. Realmente pensaría que al enterarte de nuestro pequeño secreto no te sorprenderías tanto. Cuando te enteraste, estabas segura de que éramos buenas personas por lo que ha hecho mi padre. Ahora, actúas como si esta fuera la conversación más escandalosa que jamás se haya tenido.
 
Bueno, definitivamente era un lector de mentes o peor, un acosador. Él sabía cosas que ella espera que sólo su pequeño círculo de amigos sabría, pero con sólo ofrecerle una mirada intensa, él es capaz de obtener una visión de su vida. Toda ella estaba abierta a él y no pudo evitar estremecerse al pensar que la leía como si fuera un libro. 

CATCH THE STARS ━━ paul lahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora