── eres un enigma; nadie entiende realmente quién eres. supongo que por eso nos hemos juntado. mientras tú eres la pregunta, yo soy la respuesta. ❜
original de -elysianwriter
traducido por lueaxwin
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CAPÍTULO DIECISIETE ruchba
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Desde que era una niña ajena a los conflictos que irrumpían en su vida y la mataban de repente, apuñalándola una y otra vez, imaginaba que convertirse en adolescente sería mágico. Lleno de historias de cuento de hadas en las que soñaba con enamorarse de su príncipe azul, llevar una corona que había ganado mientras portaba el vestido más despampanante en el baile de graduación, alcanzar todas sus metas para, entonces, convertirse en la mujer más grande conocida en la historia.
Todo estaba planeado, incluso cuando era una niña. Tenía que asegurarse de que todo estaba en orden para estar preparada. Estar preparada para lo peor y lo mejor.
Y durante la mayor parte de su adolescencia, fue así. Le iba fantásticamente en el colegio, ya que aprobaba todas sus asignaturas con las mejores notas, tenía algunos de sus mejores amigos, que habían hecho que su vida fuera aún mejor.
Todo tuvo que acabar rápidamente por culpa de una persona. Y una sola persona cuyo nombre era Paul Lahote. Desde el principio, él fue un misterio y sólo el hecho de que ella fuera testigo de la fuga de la bestia que llevaba dentro le dio la respuesta a por qué Paul era como era.
Paul, un hombre que mentía y un hombre que fracasaba, la había perturbado tanto que su normalidad se había desvanecido. Fue barrida con una fuerte ráfaga de viento forjada por él.
Ni siquiera su hermano podía compararse con él. Jordan Tobin no lo intentaría con ella. No intentaría mejorar en las habilidades de las que carecía. No se fijó en el futuro, sino que ignoró el concepto por completo. Eran gemelos, pero eran mucho más opuestos que cualquier otra cosa.
Cuando de repente se entera de que su hermano ha desaparecido y de que uno de sus mejores amigos, Jem Quinnelly, ha sido asesinado, Eve se replantea todo. Repensando cada aspecto de Jordan porque la policía no dejaba de interrogarla por cualquier cosa que le pareciera extraña en él. Cualquier diferencia en su rutina diaria que ella pudiera haber notado. Un cambio repentino en sus emociones. Cualquier cosa que lo señalara como el asesino de Jem.
El jefe Swan se sentó frente a ella, con los brazos apoyados en el frío metal de la mesa y los ojos fijos en la forma en que las lágrimas se extendían aún más por sus mejillas. Caían, salpicando la mesa donde ella sólo podía mirar su reflejo. Estaba hecha un desastre.
—Eve, sé que esto es difícil, —comenzó el jefe, su voz lo más suave que pudo—. Pero trata de pensar en cualquier cosa que...
Esas palabras se quedan cortas cuando Eve levanta su rostro manchado de rosa que está cubierto de lágrimas que no logran detenerse.
