-¿Vos estáis seguro? Podría tratarse de una absurda mentira...-expresó un ciudadano mientras conversaba con su vecino-es imposible que sea cierto.
-Oh, creedme amigo. Un rey está habitando entre nosotros, pues fue desterrado muchos años atrás.
-¿Cómo estáis tan seguro?
-Escuché donde no debía. La historia llama a la curiosidad, pues cita como nuestro anterior rey desterró a éste.
-¿Cuál fue el motivo?
-No soy conocedor de eso, lo único que sé es lo siguiente-tomó aire brevemente-las voces decían que se trataba de un rey lleno de maldad, ¡incluso decían que se trataba del mismísimo Diablo! Entonces fue desterrado por nuestro valeroso rey, quien le arrebató la corona y lo condenó.
-¿Cuál fue el castigo?
-Le privó de todos sus privilegios y bienes y lo convirtió en un simple plebeyo como nosotros. Los rumores cuentan que sigue habitando aquí, ¡en nuestro pueblo!
-¿Cómo es eso posible, amigo mío? Si fuera cierto, ¿no creéis que sabríamos sobre él?
-Creed lo que os plazca, mas mi deber de confesaros secretos que no debí escuchar está cumplido. Pero, pensad. Se trata de un antiguo rey, nuestro intelecto es minúsculo si osamos compararlo. Es imposible que conozcamos la verdad, y, si casualmente tuvimos la fortuna de toparnos con dicho rey, tampoco lo sabríamos.
Su vecino suspiró.
-Tenéis razón, solo se trata de rumores o mentiras. Vayamos por vino y volvamos a nuestras labores.
-Sí, sí...
-¿Q-qué estáis insinuando, Minhyung?-preguntó el príncipe siendo consumido por los nervios-Si es debido a mi absurda confesión tan solo dejadla marchar...son boberías.
-¿Qué son para vos boberías? ¿Acaso no se trataban de vuestros sentimientos?
Donghyuck suspiró para después asentir levemente. Se sentía muy vulnerable ante Minhyung. A pesar de haber aceptado lo que su corazón pedía a gritos aún existía un vestigio de culpabilidad, no por caer profundamente enamorado, sino por su hermana. Youngeun no merecía el sufrimiento que conllevaría el amor prohibido que surgió entre ambos, pero ambos se negaban a separarse, menos si pensaban en el poco tiempo que les quedaba antes de tener que olvidar a la fuerza todo lo que una vez sintieron.
-Lo son, Minhyung. Sin embargo Youngeun no merece nada de esto...
-Nadie merece dicho sufrimiento-colocó su mano en el pómulo del príncipe, quien inconscientemente se acurrucó en ella-mas ni vos ni yo decidimos este destino. Si fue escrito así es porque debe suceder de este modo. No existe luz sin oscuridad, ni tampoco un frío invierno sin fin; necesitan su contraposición. Dicha metáfora también es contada de distinto modo-observó por un instante las nevadas montañas que seguían intactas desde que llegó-No existe amor sin dolor, ni esperanza sin desesperación. La vida es un desmesurado remolino donde nada perece eternamente.
El príncipe suspiró abatido. Todas las preocupaciones revoloteaban descontroladas dentro de su mente, porque, ¿cómo sería capaz de herir a su hermana, a quien juró proteger de todo mal?
Sin embargo decidió ser feliz, decidió seguir a su corazón y no dejar que nada más se interpusiera. Quizá sería tachado de egoísta, pero no iba a dejar ir aquello que le devolvía el hedonismo a su vida.
Definitivamente no lo haría.
Hicieron del silencio una respuesta, pues no eran necesarias las palabras para expresarse todo aquello que necesitaban confesar. Era, tal vez, la forma que adoptó el amor para no ser descubiertos y obligados a perecer con un vacío incapaz de ser llenado por alguien más.
Acompañados por los brillantes copos de nieve que Quíone decidió otorgarles como presente de unión más allá del cuerpo, se unieron que un efímero beso. Las frías manos de Minhyung se posaron en el rostro sonrojado de Donhyuck, este, por el contrario, colocó las suyas en la cadera ajena.
Sus labios se separaron de una manera fugaz, mas sus cuerpos seguían próximos negándose a mantener distancia entre ellos. Sus manos seguían en el cuerpo del otro; era su lugar favorito, pues se anhelaban más de lo que sus almas habían imaginado.
Finalmente habían logrado unir sus corazones para convertirse en uno solo. La ardua batalla que habían estado lidiando había concluido para dar paso a una más atroz que la anterior.
Pero no les importaba. Realmente no lo hacían.
Sabían que los pecados deben ser castigados y asumirían las consecuencias si con ello se aseguraban amarse eternamente en un efímero planeta donde el amor tan solo existía para aquellos que arriesgarían todo.
El amor, cuya definición es incierta, tiene múltiples interpretaciones para cada individuo. No se trata de una forma correcta de amar, si no de sacrificarse bajo una promesa que atesorará el alma.
Minhyung lo había hecho sin percatarse de ello cuando escribió por primera vez aquel poemario donde impregnó cada sentimiento oculto que era incapaz de expresar.
-Poemas escritos bajo la lluvia-musitó Minhyung mientras dejaba descansar su rostro en el hombro del contrario-finalmente lo entiendo.
-¿De qué habláis?-susurró de vuelta el príncipe mientras acariciaba suavemente las hebras del dramaturgo.
-Oh, es cierto-rió levemente-vos no conocéis el poemario.
Acto seguido volvió a observalo directamente a los ojos mientras el rubor se apoderaba de sus pómulos.
-Vos sabéis la labor de los dramaturgos-dijo mientras jugueteaba con sus pulgares en señal de nerviosismo-En ocasiones, sus sentimientos son tan indescifrables que no hay forma de expresarlo de forma coherente, mas es en ese instante cuando un nuevo poema nace. Y por vos...nació un entero poemario.
Donghyuck sonrió feliz. No esperaba oír tal confesión cuando sentía que su amor no era correspondido. Sin embargo allí estaba, atónito mientras escuchaba las hermosas palabras de Minhyung. Éste continuó.
-Vos entrantéis en mi corazón sin poder evitarlo, inclusive lidiando la más feroz de mis batallas. Cuando lo comprendí ya era demasiado tarde, y renegaba de aquello que no se tratara de vos-miró sus pulgares aún jugueteando-Cuando la llovizna estaba presente no podía evitar teneros en mente, pues cada pequeña lágrima caída de las nubes era un pedazo de mi corazón rogando por vos.
Minhyung suspiró y observó al príncipe nuevamente.
-Amar es un sentimiento que jamás podrá abarcar todo lo que mi alma siente por vos.
Donghyuck, teñido completamente de carmesí por culpa de todos los sentimientos que tenía a flor de piel, volvió a unir sus labios con el contrario. Le había dado una respuesta sin necesidad de palabras, pues él sentía cada uno de los sentimientos que Minhyung le confesó.
-Tenéis razón-habló Donghyuck-amar es un sentimiento que jamás podrá abarcar todo lo que mi alma siente por vos.
Ambos amantes sonrieron de forma sincera mientras regresaban al interior del castillo.
-Prometedme que volveremos a encontrarnos-musitó mientras enlazaba sus manos con las de Minhyung-Causaría un dolor irremediable no poder sentiros cerca...
-Os lo prometo-sonrió-mas ahora debemos marchar. No os olvidéis mi querido Donghyuck; mi alma os pertenece.
Acto seguido, Minhyung abandonó el lugar sintiendo un dolor en el pecho que estaba destrozándolo por dentro. ¿Qué tan complicado sería dejar ir a Donghyuck cuando llegara el tan poco esperado momento? Estaba seguro de que no podría, mucho menos después de comprender inconscientemente que el príncipe era quien completaba el vacío que no podía llenar con nadie más.
Era el principio del fin.
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poemas escritos bajo la lluvia | markhyuck
Fanfiction❝Nuestros corazones se unieron en un efímero choque de miradas, pero el destino ya había jugado sus cartas.❞ #6 en poeta entre 2.3k [28/09/22]